Caminos del corazon

Un camino con corazón, según Carlos Castañeda, mítico escritor peruano, autor de una serie de libros relacionados con las enseñanzas de Don Juan, presunto chamán yaqui, es aquel que se recorre por el solo placer de hacerlo, aunque no conduzca a ninguna parte.  Si tiene corazón, el camino es bueno; si no, convierte a quien lo transita en víctima de la vida.

El camino laboral con corazón está construido sobre fortalezas, no sobre debilidades.  Se fluye con él porque vocación y aptitudes parecen haber sido especialmente diseñadas para el trabajo que se está realizando. Tiene corazón porque lo ejecutado en el aquí y en el ahora es un fin en sí mismo y no sólo un medio para lograr otros fines en sitios y tiempos distintos al presente que ahora se vive.  Recorriéndolo, se siente que se crece como ser humano y profesional, porque a través del hacer, se es cada vez más.
 
El buen trabajo, el trabajo con corazón, produce resultados tangibles para los demás; lo que entregamos nos enorgullece, porque sentimos que estamos colaborando a mejorar la condición humana.  

¿Es nuestro trabajo un camino con corazón? ¿Lo seguiríamos recorriendo aunque no tuviésemos necesidad de trabajar para vivir?
 
Si nuestro camino tiene corazón nuestra vida laboral es como una danza, que se baila por el placer de bailar; si no lo tiene, es como una sesión de aeróbicos musicalizados, algo que hacemos para rebajar de peso o fortalecer el músculo cardíaco y no por el placer de bailar.   Si nuestro trabajo tiene corazón somos seres humanos afortunados, si no lo tiene debemos abandonarlo antes que él termine con nosotros.

Nuestra mayor obligación laboral es ser fiel a nosotros mismos, aunque para ello tengamos que ser infieles a las expectativas que otros tienen sobre nosotros. Tenemos derecho a expresar a plenitud nuestro ser en un trabajo que nos haga bendecir la vida. Felicidad laboral, en ese contexto, implica estar haciendo lo que haríamos gratis, y tener alguien que nos pague por ello.

¿Que no se puede?

Tanto si creemos que podemos, como si creemos que no, estamos en lo cierto porque las posibilidades e imposibilidades radican principalmente en nuestra mente, no en la realidad objetiva del mundo en el que vivimos. Son opiniones sobre nosotros mismos, no realidades objetivas, pero se convierten en ellas al conjuro de las decisiones que surgen de las creencias que tenemos sobre nosotros mismo, y las fronteras que las mismas nos trazan.
 
Aprendemos con las experiencias de sufrimiento o armonía de nuestra vida cotidiana. Si los resultados son amargos, la experiencia se repetirá hasta que el dolor de la frustración por no ser el que potencialmente somos, nos saturen. Entonces estamos listos para asumir el riesgo de cambiar.
 
Todos nosotros tenemos las llaves de las cerraduras que creemos debemos abrir para convertir nuestros sueños en realidades. Nadie hará por nosotros lo que nosotros no hagamos por nosotros mismos. Empecemos ahora, trabajando nuestro interior ya mismo; mañana puede ser tarde, pues corremos el riesgo de disfrazar de seguridad el temor de asumir el riesgo de ponerle corazón a nuestro camino.

Dr. Alberto J. Merlano Alcocer   
Bogotá – Colombia

 
VALORES PARA SER FELIZ
 
    SERENIDAD
Sé tranquilo en tu interior.  Deja que esa paz y esa alegría interior irradien a través de un semblante sereno. Un semblante sereno es pacífico, sonriente, serio y no muestra
ninguna emoción violenta. Es como la superficie de un lago en calma. La irritabilidad es precursora de violentas explosiones de cólera.  Vigila las alteraciones del equilibrio mental. Observa las pequeñas olas de cólera que rizan el lago de tu mente. No permitas que adquieran grandes proporciones. Entonces alcanzarás un estado de no
irritabilidad, de paz y amor.
 
    REGULARIDAD

Sé regular en tus hábitos diarios, en tus prácticas espirituales y en tu trabajo. Levántate siempre a la misma hora. Sé puntual en tus actividades. Eso te liberará de preocupaciones y ansiedades. Harás siempre lo correcto en su justo momento.

 

    SINCERIDAD

Deja que tus palabras coincidan con tus pensamientos. Deja que tus acciones coincidan con tus palabras. Deja que haya armonía entre tus pensamientos, palabras y acciones.

    SIMPLICIDAD

Sé natural. Habla con sencillez. No retuerzas las palabras, no caigas en los tópicos.  Sé llano. Evita la diplomacia, el disimulo y la sinuosidad.


    VERACIDAD
Sé veraz. Cumple tus promesas. No exageres ni retuerzas los hechos.  Piensa dos veces antes de hablar. Habla dulcemente. Sé preciso en lo que dices.

    HUMILDAD
No alardees de tu nacimiento, posición, cualidades o logros espirituales. Recuerda la naturaleza de todas las cosas. Elogia a otros. Ve a Dios en todos. Trata incluso a la más pequeña de las criaturas como a tu igual.

    ECUANIMIDAD
Ten calma. Soporta pacientemente el insulto, la injuria, el sufrimiento, el fracaso y la falta de respeto. No te engrías con la alabanza, el éxito y los honores. En ambas situaciones mantén una actitud equilibrada. Obra igual con los amigos y con los enemigos. No dejes nunca que nada disturbe tu paz interior.

    CONCENTRACIÓN
Recuerda que una mente inconstante no tiene posibilidades de alcanzar nada. Despierta tu discriminación. Elige tu ideal. Tenlo siempre presente. No dejes que tu mente se aparte de él ni un solo momento.

 

Autor Desconocido   

 

Un Abrazo y que Dios derrame sobre ti bendiciones de Vida, Paz, Amor, y mucha Prosperidad;

 

 
 
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