El Mundo celebra el Dìa de la Tierra


    Fue implantado en Estados Unidos hace 37 años
    El avance no basta para perder de vista la deuda que tiene la humanidad.
     
    22-Abril-07
    Aunque muchas cosas han cambiado para bien desde aquel no tan remoto día de 1970 en que el senador Gaylord Nelson inventó el Día de la Tierra, la humanidad todavía tiene con nuestro planeta una deuda difícil de pagar. El impacto humano sobre el astro en que vivimos ha impactado y sigue impactando a la naturaleza. Más allá de las celebraciones que se han sucedido el fin de semana en todas las latitudes, vale la pena un breve recuento de agravios.

    SELVAS Y BOSQUES. Pese a que Brasil ha reducido a la mitad el ritmo de deforestación en la Amazonia, el mayor pulmón verde del planeta sigue en peligro y algunos temen que la mitad de sus bosques desaparezcan para el año 2050.

    Los casi siete millones de kilómetros cuadrados que abarca la Amazonia concentran 60 por ciento de todas las formas de vida. En esa superficie viven 60 mil especies de plantas superiores, 2.5 millones de especies de insectos, dos mil de peces, 950 de aves y 200 de mamíferos.

    Atesora casi 20 por ciento de las reservas de agua dulce del planeta, también en peligro y que, según las Naciones Unidas, podrían ser objeto de guerras al final de este siglo.

    También están amenazadas la cultura y los milenarios secretos medicinales de cientos de tribus indígenas originarias de esa zona.

    FAUNA. Animales, como el tigre, el elefante o el rinoceronte, siguen en peligro de extinción en el sudeste asiático y el Pacífico, dos de las mayores reservas de biodiversidad del planeta.

    Algunas de estas especies emblemáticas desaparecerán en una década si las autoridades no frenan a la tala ilegal de bosques, la caza furtiva y el contrabando de productos relacionados con estos animales como el marfil, según el Fondo Mundial para la Naturaleza.

    El orangután, los rinocerontes de Java y Sumatra, el macaco de Mentawai, el gibón plateado o el dragón de Komodo están en situación de «peligro crítico» y otras 30 especies están «amenazadas», es decir, con el mismo riesgo pero en un futuro cercano.

    A los orangutanes no les quedan más de diez años de vida. También peligran el elefante asiático, la ballena azul, el tigre y decenas de ratas, murciélagos, cervatillos, conejos, ratones, ardillas y otros animales arrinconados por la deforestación pero vitales para conservar el hábitat.

    POBLACIÓN. El mundo registrará en las próximas décadas una explosión demográfica por el aumento de la esperanza de vida, lo que afectará al desarrollo económico y ejercerá una fuerte presión sobre los recursos del planeta. Según cifras de la ONU, la población mundial pasará de los actuales seis mil 700 millones a nueve mil 200 millones a mediados del presente siglo XXI.

    Este incremento equivale al tamaño de la población del mundo en 1950, y será absorbido en mayor medida por los países en desarrollo, cuya demografía se prevé pase de cinco mil 400 millones este año a siete mil 900 millones en 2050.

    Una mayor longevidad a causa de una mejora en la nutrición, los servicios de salud y los cuidados médicos es la causa principal de esta explosión demográfica.

    Más países tendrán más población anciana, con lo que el sector de más de 60 años de edad casi se triplicará a escala mundial, de 673 millones hoy a mil millones en 2020, y a dos mil millones en 2050.

    En promedio, la esperanza de vida era de 47 años en 1950. Hoy se sitúa en 65 años, y se calcula que alcanzará los 75 años a mediados de siglo, aunque habrá una disparidad entre los países ricos (82 años) y los pobres (74 años).

    Consejos prácticos

    Greenpeace México, a través de Raúl Estrada, uno de sus voceros nacionales, dijo que se programaron eventos en distintas entidades del país, y que la agrupación internacional presentó una serie de consejos prácticos para que la sociedad pueda actuar, en el ámbito de la vida cotidiana, «con acciones que le permitan hacer frente a la mayor amenaza que enfrenta el planeta: el cambio climático».

    A través de una Guía de Ahorro de Energía, Greenpeace invitó a adoptar acciones sencillas para reducir el consumo energético en el hogar, la vía pública o el centro de trabajo, para mejorar la economía personal o familiar y además contribuir a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, principal causa del cambio climático.

    El ejemplo frío es el refrigerador, el electrodoméstico que consume más energía. Greenpeace recomendó alejarlo de fuentes de calor como la estufa, permitir la circulación de aire en la parte posterior y sobre todo descongelarlo cuando la capa de escarcha llegue a tres milímetros de espesor.

       
      Naciones Unidas/EFE

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