Estudios Biblicos – EL ESPIRITU DE AARON


Hay influencias de suelen determinar vidas. Los cristianos creemos y podemos demostrarlo, que es imposible que alguien que ha muerto pueda retornar a la vida en cualquier forma. El tema de la reencarnación ha sido y es patrimonio exclusivo de sectas y grupos más relacionados con el satanismo que con la medicina o las artes orientales. Sin embargo, ya sea por adhesión, por simpatía o por simbiosis, encontramos en la Biblia muchos casos donde hombres de una generación, se dice que han actuado influenciados espiritualmente por otros muy anteriores. Más allá de las realidades y las simbologías de esta práctica, hoy resultará oportuno escudriñar la vida de Aarón para encontrar, si así lo hubiera, hombres que se muevan dentro de la iglesia influenciados por su espíritu.

Aarón fue descendiente de Leví, hijo directo de Amram y Jocabed, hermano de María y, obviamente, de Moisés. Contrajo matrimonio con Elizabet con la que tuvo cuatro hijos: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. Hasta aquí vemos que Aarón es dueño de una genealogía habitual para la época. No podemos decir que fuera «alguien», sino que pertenecía al común denominador de los hebreos. Aquellos que puedan hoy actuar con el espíritu de Aarón, no provendrán de familias tradicionales de la iglesia, sino del común denominador del pueblo. Sin embargo, para conocerlos mejor, habrá que ver en qué posiciones podrían incursionar.

La primera pregunta que se nos ocurre hacernos a nosotros mismos con el fin de establecer comparaciones, es: ¿Cómo era Aarón? ¿Qué carácter tenía? La Biblia misma tiene las respuestas. En Éxodo 4:14, leemos: Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, levita, y que él habla bien? Y he aquí que él saldrá a recibirte, y al verte se alegrará en su corazón. Esto da una pista clara del carácter de Aarón: era un buen orador. Sin embargo, en el extenso relato que se hace en Éxodo 32:1-24 y que no repetimos por falta de espacio, también podemos observar y deducir que era un hombre de voluntad débil.

 En Números 12:1-2 hay otro aspecto. Allí dice: María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita. Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotrosí Y lo oyó Jehová. Aquí está demostrado que, además de todo lo dicho, Aarón también tenía celos.


Sin embargo, no todas serán malas en su carácter. En Números 12:11 hay un verso que dice: Y dijo Aarón a Moisés: ¡Ah señor mío, no pongas ahora sobre nosotros este pecado; porque locamente hemos actuado, y hemos pecado. Es evidente que Aarón aquí tiene conciencia de culpa. Otro aspecto está en el libro de Levítico 10:1-7, donde a varias consideraciones y mandamientos que Moisés les entrega, ellos obedecen y los cumplen sin chistar. Aarón entre ellos demuestran, en este texto, que fueron sumisos. Pero quizás la máxima condecoración bíblica que recibe Aarón está en el Salmo 106:16 cuando leemos esto: Tuvieron envidia de Moisés en el campamento, y contra Aarón, el santo de Jehová. Si bien ya sabemos que la calificación le pertenece a todos los hijos de Dios, no es poca cosa que se diga desde la escritura, que Aarón fue un santo.

Todos sabemos que Aarón comienza su participación en la historia bíblica como ayudante de Moisés. Como alguien que está a su lado y solamente actuará cuando le sea requerido por el líder principal. Sin embargo, hay un texto en Éxodo 7:1-2 que señala lo siguiente: Jehová dijo a Moisés: Mira, yo te he constituido dios para Faraón, y tu hermano será tu profeta. Tu dirás todas las cosas que yo te mande, y Aarón tu hermano hablará a Faraón, para que deje ir de su tierra a los hijos de Israel. Entienda bien: había que sacar al pueblo de Egipto y Faraón no quería permitirlo. Había que hablar duro con Faraón y Moisés había «arrugado» con la excusa de no tener buena dicción ni ser locutor profesional. La calidad de «profeta» que aquí se le endilga a Aarón, tiene más que ver con lo que hoy podría catalogarse como «un vocero de prensa».

Sin embargo, hay un verso más adelante en este mismo libro, que nos muestra otra cara de Aarón un tanto más importante. En Éxodo 12:1 en adelante, dice: Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo: este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año. Y luego seguirá hablando de lo que Dios les dice a Moisés y Aarón con respecto a la Pascua. Sin embargo, lo rescatable aquí, es que Dios le habla a Aarón. Le ruego que lo tenga en cuenta para más adelante. Que Aarón, pese a su segundo plano, en la historia concreta figura como comisionado, junto con Moisés, para liberar al pueblo del yugo egipcio.

Con estos antecedentes en nuestras manos, no nos resultará para nada sorpresivo que Aarón haya tenido algunos privilegios ministeriales. Éxodo 5:1-4 nos muestra uno: Después, Moisés y Aarón entraron a la presencia de Faraón y le dijeron: Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto. Y Faraón respondió: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel. Y ellos dijeron: El Dios de los hebreos nos ha encontrado; iremos, pues, ahora, camino de tres días por el desierto, y ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios, para que no venga sobre nosotros con peste o con espada. Entonces el rey de Egipto les dijo: Moisés y Aarón, ¿Por qué hacéis cesar al pueblo de su trabajo? Volved a vuestras tareas.

Aquí nos encontramos con uno de los privilegios al que Aarón, en su posición ministerial, ha accedido: Ingresa como ministro a la presencia de un gobernante. Que es como decir que ha sido reconocido por la sociedad secular como ministro religioso. Sin embargo hay otros aspectos que favorecen su figura. Éxodo 7: 9-10 cuenta esto: Si Faraón os respondiere diciendo: mostrad milagro – dice Dios -, dirás a Aarón: Toma tu vara, y échala delante de Faraón, para que se haga culebra. Vinieron, pues, Moisés y Aarón a Faraón, e hicieron como Jehová lo había mandado. Y echó Aarón su vara delante de Faraón y de sus siervos, y se hizo culebra. Otros dos versos, un poco más adelante en este mismo capítulo 7, el 19 y 20, reflejan lo siguiente:

(Versos 19-20)= Y Jehová dijo a Moisés: Di Aarón: Toma tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus arroyos y sobre sus estanques, y sobre todos sus depósitos de aguas, para que se conviertan en sangre, y haya sangre por toda la región de Egipto, así en los vasos de madera como en los de piedra. Y Moisés y Aarón hicieron como Jehová les mandó; y alzando la vara golpeó las aguas que había en el río, en presencia de Faraón y de sus siervos; y todas las aguas que había en el río se convirtieron en sangre.
Quiero que observe dos cosas concretas que, de paso, lo van a hacer pensar con mucha seriedad. Lo van a hacer reflexionar. Porque es evidente en estos dos versos que, Aarón, conjuntamente con Moisés, es cierto, pero en presencia física real, realizó milagros.

Podemos dejar de lado el relato y la anécdota que quizás resulta como la más conocida, en lo positivo, de las que le tocó protagonizar a Aarón. Aquella donde ayuda a Moisés en la batalla sosteniéndole su brazo para que Israel prevaleciera. Pero no podemos eliminar, porque significa mucho, la que da cuenta de su ascenso al monte Sinaí, un verdadero privilegio, donde es participante directo de otro aún más valioso. Éxodo 24:9-10 lo expresa así: Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno. Quiero ser claro. En este texto se nos muestra que a Aarón, más allá de todo lo que su historia pueda decirnos más adelante, se le permitió ver la gloria de Dios.

Si no parece un privilegio esto, convengamos en que sí lo será el simple hecho de que, en ausencia de Moisés, Aarón juzga al pueblo, dejando en evidencia una autoridad conferida de alto relieve. Es más; si entendemos que Aarón era un sacerdote, la palabra dice en el libro de Levítico 16:15 lo siguiente: Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio. Este texto nos permite entrever que a Aarón le fue permitido pasar detrás del velo. Nada menos.

En el libro de los Números, desde el verso 10 al 12 tenemos otra perspectiva. Allí leemos: Y la nube se apartó del tabernáculo, y he aquí que María estaba leprosa como la nieve; y miró Aarón a María, y he aquí estaba leprosa. Y dijo Aarón a Moisés: ¡Ah señor mío, no pongas ahora sobre nosotros este pecado; porque locamente hemos actuado, y hemos pecado. No quede ella ahora como el que nace muerto, que al salir del vientre de su madre, tiene ya medio consumida su carne. Aquí estamos observando como Aarón produce dos hechos que tienen una connotación muy singular. En primer término, bendice al pueblo, y en segundo lugar y de modo mucho más notorio, intercede por María.

Sin embargo, todos lo sabemos, la vida de Aarón no pudo ser todo lo limpia que él mismo hubiera querido. En el libro del Éxodo 32:1-4, se relata que: Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido. Y a Aarón le dijeron: Apartad los zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos. Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los trajeron a Aarón; y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con un buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto. ¿Hace falta algo más para aseverar que Aarón fue protagonista esencial de un pecado de idolatría?

Más adelante en el mismo capítulo, vemos los versos 21 al 25: Y dijo Moisés a Aarón: ¿Qué te ha hecho este pueblo, que has traído sobre él tan gran pecado? Y respondió Aarón: no se enoje mi señor; tú conoces al pueblo, que es inclinado al mal. Porque me dijeron: Haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido. Y yo les respondí: ¿Quién tiene oro? Apartadlo. Y me lo dieron, y lo eché en el fuego, y salió este becerro. Y viendo Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón lo había permitido, para vergüenza entre sus enemigos. Es una estampa diferente del mismo relato anterior, sólo que la respuesta de Aarón (¡Mira tu! ¡Eché el oro al fuego y como por arte de magia, salió este becerro!), da a entender perfectamente que además de la idolatría compartida, también permitió el mal. A esto podemos agregarle la falla que conjuntamente con Moisés tuvieron en Meriba.

Con todos estos elementos en nuestras manos, tendremos que ver ahora si es verdad que modernos «aarones» militan en nuestras congregaciones. Quizás los podamos hallar, quizás no. No será similar la conclusión ni el mensaje directo que este estudio dejará en quienes tomen contacto de una u otra manera con él. Porque será escuchado en la ciudad de Rosario en la República Argentina y quizás cinco de cada diez oyentes, se identifiquen con algo. Pero también será escuchado en otras latitudes mediante la maravilla difusora de Internet, y quizás también tres o cuatro de cada diez puedan verse reflejados. Entonces, así como la auténtica palabra de Dios jamás regresa vacía, esta, que yo tengo la certeza que lo es, no lo hará tampoco donde quiera que sea recibida. Y que donde lo sea, sirva para restaurar ministerios, vidas y personas, que siempre será mejor tarea y mucho más digna para la iglesia que la de exonerar, crucificar o ejecutar.

Un Buen Orador:
Los sofistas eran los antiguos reyes de la oratoria. Se decía que ellos podían estar una hora tratando de convencerle a usted que las hojas de un árbol eran azules y, cuando usted ya estaba casi convencido que – en efecto –, así era, ellos cambiaban su discurso y, mediante otra hora de oratoria, volvían a convencerlo que eran verdes. ¿Hay personas así dentro de su iglesia? Carismáticas, de palabra excelente, que parecerían tener con facilidad las soluciones para todos los problemas. Gente a la cual comienza a seguirla otra gente porque, con su manera de ser, contagia y transmite optimismo, seguridad, protección. Si es un hombre y quien lo sigue es otro hombre, casi sin darse cuenta termina siendo su esclavo moderno, apto para todo servicio ministerial, familiar o personal. Si es un hombre y quien lo sigue es una mujer, ¡¡¡Peligro inminente!!!

Debilidad de Voluntad:
Esto se observa, mayoritariamente, en hermanos varones. Tanto si ocupan sitios de liderazgo como si no los ocupan. Si ministran gente es mucho peor, porque no sería raro que con el correr de los tiempos, su autoridad comience a ser socavada con sutilezas y, finalmente, quede a merced de alguno o alguna de sus ayudantes que ha sabido explotar esa debilidad. Es lo mismo que cuando otro miembro de la iglesia llega hasta él para denunciar algo de uno de sus ayudantes, su propia debilidad le impide hacer absolutamente nada. En ese instante, todo su poder que quizás habría sido legítimamente otorgado por Dios, pasará a manos del influyente. Un segundo Edén con todas sus implicancias espirituales. Si un hombre, padre de familia, cae en este tipo de debilidades, alguien va a aparecer para usarlo en todo aquello para lo cual pueda serle útil. Este tipo de episodios han causado tremendos dramas familiares y hasta escandalosos adulterios.

Pasible a Celos:
Si supiéramos con exactitud de qué se trata ese sentimiento llamado Celos, los creyentes, jamás nos permitiríamos ni siquiera dejarlo asomar por nuestras vidas. Los Celos se manifiestan ante determinados, concretos y específicos hechos y es como si se quisiera decir: «¡Oigan! ¡Yo quiero eso que le han dado a él! ¡A mí me corresponde mucho más que a él porque soy mejor que él!» ¿Se da cuenta? ¿Conoce gente que haya caído en la trampa de los celos en su iglesia? ¿Ha podido hablar con ellos y decirles todo lo que tiene de parte del Señor para decirlesí ¿Sí? ¡Gloria a Dios! Está usted caminando de un modo maduro rumbo a la estatura del varón perfecto. ¿No pudo hacerlo? Entonces, por el momento, el mejor consejo que puedo darle con respecto a la gente que dentro de la iglesia es celosa: ¡Huya ya de su compañía! Es muy difícil que en algún momento usted no salga salpicado con algo negativo, feo y contraproducente. Los celos, definitivamente, no provienen de Dios, así que si algún moderno Aarón los manifiesta cerca suyo en su congregación, recuerde que esa es una pelea que se gana en las regiones celestes. Nadie ha convencido hasta hoy a un tremendo celoso que el motivo de sus celos es infundado, y ha logrado que deje de serlo. No es carne y sangre…

Recibe Palabra de Dios:
De ninguna manera el espíritu de Aarón tiene que ver con gente que está totalmente fuera de las cosas de Dios. Muy por el contrario, al igual que con su antecesor histórico, Dios suele hablarles y darles palabra. Porque Dios ni castiga ni juzga ni sanciona a nadie por adelantado. Dios actúa con todos los elementos necesarios en sus manos. Y cuando lo hace, es infalible. Por eso es un Dios justo. Por lo tanto, el hecho de que el espíritu de Aarón lo lleve, como más adelante veremos, a cometer algunos errores, y algunos de ellos sumamente groseros, ello no es obstáculo para que, llegado el caso y la oportunidad, Dios pueda darle una palabra justa, exacta y verdadera para alguien. Y ese alguien puede ser usted mismo. Cuando la Biblia habla de pesar los espíritus, es de esto que está hablando, precisamente. Usted no puede darle entrada y confiar en cualquier persona ni cualquier cosa, pero tampoco puede andar por la vida con la agresiva desconfianza brotándole por todos los poros. Recibir la Palabra de Dios es un don, y Dios no le saca los dones a quienes los tienen, salvo que el pecado se haya enseñoreado de ellos.

Tiene Legítima Representatividad:
Esto debe comprenderse desde el ángulo de la observación que nos dicta que, un espíritu de Aarón moderno, no necesariamente tendrá que ser un anónimo, desconocido y eclesiásticamente plebeyo. No se olvide que el Aarón original tuvo, en su momento, nivel e importancia social suficiente como para ir a entrevistarse con el mismísimo Faraón. La legítima representatividad, le proporciona a estas personas un grado de confiabilidad que determina que cualquier cosa que hagan, siempre será bien interpretada, bien recibida y bien entendida por parte de la gente. Esto no sucede si quien realiza las mismas cosas es un desconocido o persona sin currículum en el marco social y secular, evidenciando por parte nuestra un profundo y total desconocimiento e ignorancia de las enormes distancias que existen entre lo espiritual, lo emocional y lo carnal. ¿Podrá haber alguien así cerca suyo?

Hacedor de Milagros:
Sé lo que en este momento está usted pensando: ¿No querrá este buen hermano venir a hacerme creer que alguien que no está cerca de Dios genuinamente es capaz de hacer algún milagro? No vengo a hacerle creer nada, apenas vengo a recordarle varias cosas escritas en la Biblia y otras que, sin estar escritas, las confirman porque las hemos visto, usted y yo. ¿Qué es un milagro? Etimológicamente, una alteración al orden natural de las cosas. Para Dios, alterar ese orden es casi moneda corriente, ya que él no vive EN ni POR la naturaleza. Dios es Creador total, entre otras cosas, también de la naturaleza, por lo tanto está SOBRE lo natural. Por lo consiguiente, alterar el orden de algo que Él mismo ha creado es cosa normal en su ámbito, aunque no en el nuestro. Y dado a que para nosotros no es lo normal, es que nos asombramos tanto cuando uno ocurre. Y a todo aquel que es gestor de una alteración del orden natural, estamos ultra dispuestos a otorgarle nuestra credibilidad y apoyo. Nos olvidamos que, entre otros, un brujo que trabaja con demonios, también puede producir alguna cosa fuera de lo natural. Y que muchos han caído en desgracia por ceguera espiritual e ignorancia bíblica. ¿O no recuerda usted que los magos de Faraón también convertían varas en serpientesí

Pasar detrás del Velo – Ver la gloria de Dios:
¿Por qué he juntado estas dos cosasí Porque necesariamente una va detrás de la otra y en plena sintonía. Estamos hablando, por si no se ha dado cuenta, de alguien que en algún momento de su día, culto u otra expresión espiritual solitaria o grupal, tiene la bendición de entrar a la Presencia de Dios y, por lo tanto, traspasar el velo. Porque pasar detrás del velo, en el Antiguo Testamento, significaba una actitud sacerdotal, posible solamente para aquellos que ministraban en los tabernáculos o en los templos, pero en el Nuevo Testamento, velo significa cortina mental, tiniebla de interpretación. Por lo tanto, lo que estoy queriendo significar aquí es que un moderno Aarón, podría tranquila y perfectamente tener revelación.

Es de Bendición e Intercesor:
Aquí seré muy breve porque las consideraciones no dan para extenderse demasiado. Aarón era, y sus expresiones actuales podrían serlo también, hombre de oración y de ánimo dispuesto a bendecir a otros.
Sin embargo, lo que ahora viene es como que desmorona todo lo bueno y excelente que hasta aquí hemos visto de la personalidad de Aarón. Se observa de la misma manera en que en muchas ocasiones nos ha tocado ser protagonistas de hechos parecidos. Cuando un hombre o mujer de Dios, que goza de nuestro mejor concepto, de pronto se nos muestra en una faceta totalmente contrapuesta y nos deja mudos de sorpresa primero y desilusión después.

Pecados de Idolatría:
Sí, claro, por supuesto, naturalmente; no vamos a ver en pleno siglo veintiuno a nadie en una iglesia proponer construir y adorar un becerro fabricado con el oro de los miembros de la congregación a pedido de ellos. Eso sería totalmente inconcebible en este tiempo. Indudablemente, entonces, tendremos que referirnos a otro tipo de idolatría. ¿Qué es la Idolatría? Idolatría es colocar cualquier cosa en nuestra prioridad, por delante de Dios. Desde el mundo solemos traer algunas: nuestro equipo favorito de fútbol, o algunos de sus jugadores; nuestro actor o cantante favorito, del cual tenemos todas sus películas o discos; el político que lidera el partido del cual somos adeptos desde la cuna; la ideología de ese partido aunque no tenga nada que ver con la Biblia; la carrera universitaria de la cual hemos egresado, (Se da mayoritariamente en Abogacía, Medicina, Psicología, Ciencias Económicas).

 Hay más, pero también corremos riesgos ya dentro de la iglesia, donde si no hemos entendido bien estos principios, podemos transformar en ídolos a: El Pastor o algún prominente líder; la congregación a la cual asistimos por encima de todos sus errores o defectos; la denominación a la cual pertenecemos y su consiguiente doctrina interna y, aunque parezca insólito, hasta nuestro ministerio personal, por más ungido y levantado por Dios que haya sido. Cualquiera de estas cosas, que quizás puedan ser irreprochables desde lo conceptual, puestas por delante de Dios en nuestras vidas, indefectiblemente, se llama Idolatría. ¿No cierto que ahora lo puede ver con más claridad y ya se ha olvidado de aquel becerro por el cual usted tuvo una muy fea impresión y opinión de Aarón? Cuídese, no sea que su espíritu esté influyendo en usted mismo, hoy.

Permitir el Mal:
Este Aarón moderno podría manifestarse con ciertas condiciones: que la persona que lo exprese tenga algún cargo o posición de importancia dentro del cronograma eclesiástico, o bien que se trate de alguien con presencia e importancia, empresaria, industrial o profesional en los planos de la sociedad secular. Porque para permitir el mal es necesario estar, indudablemente, en una posición que nos permita controlar eso de alguna manera. Si soy pastor y permito que mi familia directa o algunos de mis colaboradores más cercanos ejerzan sus funciones mediante métodos de dudosa moralidad, soy un Aarón moderno. Si por debilidad dejo que otras personas tomen decisiones que solamente me competen a mí por mandato divino, también. Si soy el dueño o patrón de una empresa y permito que mis socios o empleados jerárquicos cometan graves injusticias con los obreros, también. Permitir el mal es, esencialmente, lo que normalmente en el modismo popular de la Argentina, se conoce como «hacer la vista gorda» ante determinadas cosas. Y eso puede darse por dos razones fundamentales: 1) Complicidad 2) Debilidad.

Ahora, usted ya sabe lo que es ser un Aarón moderno o estar operando religiosamente con el espíritu de Aarón. Pero no se preocupe. Dios no va a ejecutar a nadie por esto sin darle la oportunidad de enmendarse. Con Aarón el legítimo, lo hizo. Cuando a Aarón se le abrieron los ojos, reconoció su culpa. Aunque no está específicamente escrito, tiene que haber pedido perdón por eso, y acto seguido, optó por una sumisión incondicional. Tanto que en alguna parte del libro que Dios nos ha dejado a la iglesia, él es catalogado como «santo», un calificativo que Dios no otorga porque sí.

Dios los bendiga.

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