Mujer Cristiana – La misionde la mujer

La misión de la mujer

Las mujeres tenemos nuestra misión por cumplir. Mujer, no podemos quedar descartadas de ninguna actividad humana, en ninguno de los aspectos, ya que por la propia manera de ser –mujer-, le damos aquel sentido vivo, maternal, acogedor y realizador que necesita la tierra.

De acuerdo a las características específicas de tu sexo (por naturaleza), tienes actividades propias de mujer.

Si quieres cumplir tu misión debes ser «misterio» para el hombre; debes ser una mujer en todo el sentido de la palabra, una mujer de las que por lástima hoy hay pocas: una mujer de carácter, íntegra, cuyos principios de vida sean firmes y justos, cuya voluntad no se arredre ante las dificultades.

Una joven de carácter HOY, en un tiempo en que sobran las mujeres de alma quebrada, que no sienten interés por ningún problema espiritual, cuya única preocupación parece ser qué traje usarán y cómo se peinarán.

Una joven de carácter es aquella que tiene principios nobles y permanece firme en ellos, aun cuando esta perseverancia fiel le exija sacrificios; a pesar de millares y millares de ejemplos adversos y malos. Y esto se logra con una voluntad que hay que educar teniendo como fuerza un gran ideal.

Cuando nos dice al hablar sobre la mujer, que lo que ella es para el hombre en la construcción del hogar, lo ha de ser para la sociedad en la construcción del mundo. Eres tú la que forma hombres, eres, quien debe recordar al mundo que sería monstruoso si desdeñara el alma humana; tu amor deberá estar presto a todos los sacrificios con tal de redimir y salvar a quien se pierde, debe ser testimonio del poder del amor redentor.

Mujer, has de hacer que el hombre se «CASE» con tus ideas, con tu dulzura, con tu gracia… para dar vida a las organizaciones, a las leyes, a los reglamentos y educar un mundo en el que los hombres puedan desarrollarse y alcanzar la más plena felicidad.

¿Qué quieres ser?

¿Casarte? ¿Ser madre? ¿Será otra tu vocación?

Al realizar la misión de mujer en el matrimonio, la primer responsabilidad es alegrar al hombre que en ti haya puesto su fe. Tu serás su alegría, su paz, su reposo. Sin embargo, no es el único modo de realizar tu misión, hay otros dos caminos: la vida religiosa y el celibato.

Cualquiera que sea la vocación a la que respondas, has de tener en cuenta que llevas en tu ser el don maravilloso de dar la vida, has de llevar y engendrar «lo humano»; no olvides nunca que es dándose a los otros en la vida diaria como descubrirás la vocación profunda de tu vida, tu ves al hombre con el corazón, transforma el suyo.

Y ante todo mujer, sé siempre mujer y valora serlo, porque ser mujer es la maravilla más grande, es ser el alma de la humanidad, en tus manos está el recordarle al mundo entero que existe el amor y que es por lo único que vale la pena vivir y morir.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí