Articulos Cristianos – Desarrolla la inteligencia

Muchas personas son grandes lectores. Ahora bien; la lectura no forma la mente; sólo la construye el pensamiento. La lectura sólo es valiosa en el sentido de que proporciona material para pensar. Un hombre puede leer mucho, pero su desarrollo mental estará en proporción de la cantidad de pensamiento que emplea en la lectura. El valor para él del pensamiento que lee depende del uso que hace de él. A me­nos que no coja el pensamiento y trabaje en él, su valor será para él insignificante y pasajero. "La lectura completa al hombre", dijo Lord Bacon, y con la mente sucede lo que con el cuerpo. El comer llena el estómago; pero así como el alimento es inútil para el cuerpo si no se digiere y asimila, del mismo modo la mente puede llenarse con la lectura; pero a menos de que haya pensamiento no hay asimilación de lo que se lee, y la mente no se desarrolla con ello; pero aún, es posible que sufra por estar sobrecargada, y que más bien se debilite que fortalezca bajo el peso de ideas no asimiladas.
 
Debemos leer menos y pensar más si queremos que nues­tras mentes crezcan y que nuestra inteligencia se desarrolle. Si tenemos verdadero interés en cultivar nuestras mentes de­beremos emplear a diario una hora en el estudio de un libro serio y trascendental, y por cada cinco minutos de lectura pensar diez, y así durante toda la hora. El modo usual es leer rápidamente durante todo el tiempo, y luego poner el libro a un lado hasta que llega otra vez la hora de lectura. De aquí que la gente desarrolle poco el poder del pensa­miento.
 
Quien está ansioso de cre­cimiento debe determinarse a no dejar pasar un solo día en el cual no lea por lo menos cinco minutos y dedique diez a pensar con todo interés en lo que ha leído. Al principio encontrará el esfuerzo pesado y trabajoso, y descubrirá la debi­lidad de su poder pensante. Este descubrimiento señala su primer paso, pues es mucho descubrir la propia impotencia para pensar consecutivamente y con ahínco. Gra­dualmente el poder del pensamiento crece, se llega a dominar y a poderlo dirigir a fines definidos. Sin este pensar, el cuerpo mental seguirá formado con flojedad y sin organizar; y mientras no se adquiera concentración -la facultad de fijar el pensamiento en un punto definido- el poder del pensamiento no se ejercitará nada.
 
Annie Besant – El poder del pensamiento
 
Las Personas Enamoradas de DIOS, No Envejecen Nunca.


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