Devocional Cristiano de Fin de semana : Tormenta

TORMENTA

 

Nunca me olvidaré de aquella tarde. Corría el año 1998 y me disponía a viajar desde mi ciudad (Buenos Aires), a la capital de nuestro hermano país del Uruguay. Todo parecía normal cuando me subí a aquel gran barco de última generación. «Parecía» es la palabra más adecuada que puedo encontrar para describir la situación, pues en realidad cuarenta minutos después de zarpar, todos – pasajeros y tripulantes – experimentamos una situación que puso en juego nuestras vidas: una intensa tormenta se desató en medio de la travesía.  

 

No sabría especificar la velocidad que tenían las ráfagas de viento. Tampoco podría definir con precisión el tamaño de las olas. Lo único que sé es que la embarcación se mecía con mucha fuerza de un lado hacia el otro, de arriba hacia abajo, provocando que muchos (me incluyo) pensáramos que no podríamos «contar la historia».

 

Al leer estas líneas se dará cuenta de que finalmente llegamos a buen puerto: la histórica y dinámica ciudad de Montevideo. ¡Pero aquella hora y media enfrentando el temporal en el medio del Río de la Plata se hizo «eterna»! Más allá del susto, hoy en día puedo rescatar dos sencillas lecciones:

 

1.- A pesar de todo pronóstico, la naturaleza puede sorprendernos en cualquier momento.

2.- Frente a una situación extrema, cada persona reacciona de manera diferente.

 

¿No ocurre lo mismo durante nuestro «viaje» por la vida? De un momento para el otro las circunstancias pueden cambiar y tornar en oscuridad el apacible horizonte de nuestra existencia. Una relación quebrada, un negocio truncado, el fallecimiento de un ser querido, un diagnóstico inesperado… Múltiples situaciones que confirman nuestra natural vulnerabilidad humana, y que tienen el poder de hacernos presa fácil del temor, la ansiedad y la desesperación.

 

Jesucristo dijo: "Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo". Juan 16.33 (NVI)

 

¡Qué reconfortante es saber de un Dios que siempre está cercano!

 

Francisco Zuccotti, abogado y autor del libro «Vi luz y entré. El toque de un observador ciego«, dijo lo siguiente en una reciente entrevista periodística, al referirse a la «tormenta» personal que debió experimentar cuando perdió la vista en forma irreversible: -«Comprendí que la serenidad no es estar a salvo de la tormenta, sino encontrar la paz en medio de ella".

 

Decíamos que «frente a una situación extrema, cada persona reacciona de manera diferente». La actitud, entonces, ¡hace la diferencia!

 

¡Buen Fin de Semana!

 

 

CRISTIAN FRANCO

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