Devocional Diario – Tomando acción (c)




Tomando acción

 

«Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá». Mateo 7:7, 8.

 

Jesús siempre ha sido portador de buenas noticias para la humanidad.

 

Jesús deseaba que el mundo entero supiera que Dios, su Padre, está accesible a todo aquél que le busca, que Dios se complace en bendecir, en conceder el anhelo de los corazones a aquellos que se deleitan en él y lo mejor de todo es que Dios está presto a abrir sus brazos para recibir a todo aquel que clama a él, no importa en la condición en que se encuentre.

 

Pero para esto, hay que tomar acción, no se puede uno cruzar de brazos.

 

* Pedid y se os dará…

 

Hay gente que quiere obtener muchas cosas, pero no pide, gente que prefiere morirse de hambre antes de pedirle un favor a alguien.

 

Santiago en el capítulo 4 nos habla algo importante con relación a esto de pedir y recibir…

 

«… combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís». Santiago 4:2.

 

Cuanta gente vive luchando, peleando, por obtener lo que anhelan, son capaces de llevarse de frente al que se interponga en su camino.

 

Luchan y pelean pero no obtienen nada porque luchan con sus propias fuerzas y con su propia sabiduría.

 

No le piden a Dios, porque piensan que pueden resolverlo por ellos mismos.

 

Es mas no le piden a Dios porque el orgullo es tan grande que quieren llevarse el crédito ellos solos.

 

Están llenos de codicia, envidia y rabia, pero Jesús dice…

 

«… porque separados de mí nada podéis hacer». Juan 15:5.

 

Algunos dirán…

 

– Pero yo le pido y no recibo.

 

Otro punto bien importante que menciona Santiago en este mismo capítulo es con relación a que pedimos y no recibimos, porque pedimos mal, pedimos cosas incorrectas.

 

Observemos lo que dice Jesús en los versículos 9 y 10 Jesús quiere que conozcas la bondad de su Padre, un Padre amoroso, que sabe dar cosas buenas a los que le piden.

 

Hay una palabra clave… cosas buenas.

 

Trae el ejemplo de un niño que le pide al Padre pan y pescado, estas cosas son buenas.

 

Tal vez estas pidiendo y no encuentras que recibes.

 

Tal vez estás pidiendo una serpiente venenosa en vez de pan.

 

Te pregunto…

 

¿Un padre sabio, le daría a su hijo algo que le perjudicara?

 

Tampoco Dios.

 

Este niño pedía elementos muy necesarios, pan y pescado, pero a veces pedimos cosas que nos hacen daño.

 

Pan… alimento espiritual, lo que nos ayude a crecer y mantenernos en el camino, no serpientes que nos arrastren al pecado o la perdición.

 

Y muchos dirán…

 

– Pero lo que yo pido no es malo, no es pecaminoso.

 

– Quiero ser predicador -y no es malo.

 

– Grabar un disco para alabarle -eso no es malo.

 

¡Ah!

 

¿Pero te has detenido a pensar en cuál es la verdadera intención de tu petición?

 

¡Evalúa!

 

¿Estás buscando para ti grandezas, reconocimiento, admiración, placer?

 

Santiago continua diciendo en el versículo 3 del capítulo 4, que pides para gastar en tus propios deleites.

 

Amados, Dios no puede ser burlado.

 

Mas en 1 Juan 5:14 dice…

 

«Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye».

 

Hay un punto clave aquí… conforme a su voluntad.

 

No como yo quiero, como yo entiendo, sin importarme si esto que pido afecta mi vida espiritual o afecta a los que me rodean.

 

No con razones egoístas o egocéntricas, sino conforme a la voluntad de Dios que sabe dar mejores dadivas que cualquier Padre terrenal que ama a sus hijos.

 

Ahora bien aquí viene lo que muchos llaman la regla de oro.

 

– Haz a los demás lo que quieres que hagan contigo.

 

Y es importante para poder recibir.

 

Tal vez estés pidiendo ser perdonado, pero tú no sabes perdonar.

 

Tal vez deseas sentirte amado, pero tú no sabes amar.

 

Recibir grandes sumas de dinero, pero eres un tacaño.

 

Que te hagan justicia, pero tú eres injusto, no tienes misericordia.

 

Dios dice pedid y se os dará, pero hay que buscar al dador de las buenas dadivas y conocerle bien.

 

A medida que conocemos bien a Dios, que nos relacionamos con él, aprendemos a pedir cosas buenas y él nos las dará.

 

Así que para hallar al dador hay que buscarle.

 

* Buscad y hallareis…

 

Hay gente que quiere ser bendecida por Dios, pero no busca a Dios, viene a la iglesia y al menor percance se aleja, ora o abre la Biblia, sólo cuando viene a la iglesia.

 

¿Y ayunar?

 

– ¡Muchacho, yo no sirvo para eso!

 

Buscar, conlleva acción, requiere movimiento, acción, no vagancia.

 

– ¡Ay, que el hermanito ore por mí!

 

Hay gente tan floja que se sientan a ver como los otros buscan y hallan y se conforman con admirarlos, ignorando que ese don, esa bendición, Dios también te la quiere dar a ti.

 

¿Por qué te conformas con migajasí

 

Los vagos y perezosos, no hallaran.

 

A tal grado que la palabra dice que el que no trabaje, que no coma.

 

¿Qué estás esperando para correr y buscar a tu hacedor, al Dios Todopoderoso, al Omnisciente, al Omnipresente, ese que puede llegar a donde ningún hombre puede llegar a tu alma a tu espíritu a lo más profundo de tu corazón, para llenarte de bien?

 

Él está esperando que le busques.

 

Isaías 55:6 dice…

 

«Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano».

 

El tiempo se acaba, nuestro entorno se torna cada vez más violento, Dios vendrá a recoger a su iglesia.

 

¿Qué esperasí

 

«Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar». Isaías 55:7.

 

Dios desea para ti el bien, no el mal, los pensamientos de Dios para ti son de paz, no de guerra, él anhela darte lo que deseas.

 

Tienes que buscarle de todo corazón, con deseo ardiente de tener un encuentro genuino con él, con el deseo de tenerlo cercano, no de mirarlo de lejos, con el deseo de deleitarte en su presencia…

 

«Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón». Salmo 37:4.

 

* Llamad y se os abrirá…

 

Dios está más cerca de ti, de lo que tú imaginas a veces pensamos que está muy lejos y que no nos oye.

 

¿Pero que dice su palabra?

 

«Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces». Jeremías 33:3.

 

Se abrirá todo un mundo espiritual ante ti.

 

Pero para eso hay que acercarse, ni modo que llames de lejos.

 

Llama con confianza, como el que toca a la puerta de un Padre, de un verdadero amigo, llama creyendo que él está.

 

¿O tú llamas a una casa cuando sabes que no hay nadie?

 

Hay que llamar sabiendo que él está y te escuchará.

 

Hay que llamar con fe, porque sin fe, es imposible agradar a Dios.

 

A nadie le gusta la gente que desconfía de uno, es más, nos duele.

 

Dios nos hizo a su imagen y semejanza y en eso él y nosotros somos muy parecidos.

 

Entonces si te acercas y le llamas, él te oirá y te abrirá sus brazos y te recibirá, llama, Jesús es la puerta.

 

«Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos». Juan 10:9.

 

¡Qué hermosa promesa!

 

Dios no sólo te dará salvación, te librará de las manos de tu opresor, de las garras del enemigo, te dará libertad, entrarás y saldrás sabiendo que él guardará tus entradas y salidas.

 

Él cuidará de ti como el buen Pastor y siempre hallarás pasto, él te alimentará, suplirá tus necesidades.

 

«Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho». Juan 15:7.

 

Así que resumiendo, Dios te dice en este día…

 

– Tienes necesidad, pide, yo te daré lo que hace bien a tu vida, búscame, con búsqueda sincera y me hallaras porque siempre he estado y estoy muy cerca de ti, estoy esperando que te acerques a mí, Yo te amo, llámame, estoy presto para responder a tu llamado, quiero abrirte mis brazos, saciar tus necesidades, brindarte refugio, seguridad, sanar tus heridas, quiero libertarte, traer paz, gozo a tu vida, sostenerte y darte fuerzas, cuando venga la aflicción o la prueba, abrigarte y darte todo mi amor.

 

Amén.

 

Dios Te Bendiga.


 


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