La Historia no contada del Barco TITANIC

EL TITANIC Y SU HISTORIA NO CONTADA PÚBLICAMENTE

El Titanic, el primer trasatlántico con doble casco. 

Tenía 16 compartimentos estancos. 

Tres millones de remaches de tres centímetros de grosor. 

Pesaba 42.000 toneladas. 

Medía 300 metros de largo.

Era el más lujoso del mundo – su pasaje de primera costaba más de siete millones de pesetas (de las de hoy) con piscina cubierta, gimnasio, squash, baños turcos, jardín, etc.

También era la mayor estructura jamás fabricada por el hombre y se había botado el 31 de mayo de 1912.  El Titanic era el orgullo de la humanidad, el diseñador declaró: «Este trasatlántico está equipado con 16 compartimientos estancos y posee doble casco, nunca se concibió algo semejante, es imposible que se hunda…  ¡¡Ni Dios lo puede hundir!!

El miércoles 10 de abril de 1912 zarpaba de Southampton (Inglaterra) con destino a Nueva York.

En la mañana del domingo 14 de abril, el Titanic ya había atravesado la mitad del Atlántico.  Horas después, el California, un barco a vapor que pasaba cerca de allí, advirtió por radio al Titanic, que había icebergs en el camino y que la navegación se había vuelto extremadamente peligrosa.  Pero el capitán del Titanic, E.  J.  Smith, no ordenó reducir la velocidad, pues tenía ordenes expresas, debía batir un récord de tiempo de navegación.

23:40 hs: Una montaña de hielo es divisada a menos de 500 metros: «¡Iceberg por la proa!», gritó el vigía Freed Fleet.  El primer oficial, W.  M.  Murdoch, reaccionó y mandó dar marcha atrás y virar a babor, pero ya era tarde.  A la velocidad que iba el Titanic, necesitaba más de 500 metros para girar y 1.500 metros para frenar.  El iceberg rozó la proa abriendo una brecha de casi 100 metros de largo.  Seis de los 16 famosos compartimentos estancos, se inundaron inmediatamente e hizo que la proa se hundiera cuatro metros.

23:55 hs: El capitán Smith es notificado de la gravedad de los daños, y ordena al operador del radio que inmediatamente inicie la llamada de auxilio.  Toda la tripulación capacitada, trabaja desesperadamente procurando detener el ingreso del agua al barco.

00:25 hs: Tras 30 minutos de esfuerzos titánicos, no se ha podido frenar la inundación de compartimiento tras compartimiento.  El radio intensifica la llamada de auxilio.  El capitán da la orden que los botes salvavidas sean descubiertos y cargados con pasajeros y tripulación, para evacuar el Titanic: ¡¡Mujeres y niños primero!!  Fue la orden.

El Titanic tenía 2.227 personas a bordo, pero había botes salvavidas sólo para 1,178…
1.049 personas ya estaban condenadas a una muerte segura…  El pánico se apoderó de la gente.

00:45 hs: El primer bote salvavidas cae al agua, cada bote tiene capacidad para 65 personas.  Pero apoderadas por el pánico, la gente hizo que el primer bote partiera sólo…  con 28 personas a bordo.  Y así fueron partiendo los siguientes botes de manera atropellada sin llegar a llenarse en su capacidad.  Un bote se precipita al agua dándose vuelta y destrozándose por el atropellamiento de la gente, el oficial Lowe se vio forzado a disparar tres tiros de advertencia para contener la histeria.

00:55 hs: Phillips, el operador del radio, que no había cesado en ningún momento de transmitir un constante llamado de auxilio, entra en desesperación enviando menajes como: «Nos estamos hundiendo rápido» y «No podemos durar mas».  Los cohetes y las señales luminosas empiezan a ser lanzadas, una tras otra, con la esperanza de ser vistos en la noche por algún otro barco.

01:30 hs: La proa está sobrecargada por las casi tres mil toneladas de agua, que han ido entrando desde el impacto.  El agua va pasando de un compartimiento estanco a otro, a razón de 125 toneladas por minuto.  Todos los barcos salvavidas ya habían partido y se alejaban rápidamente con sólo 699 personas a bordo…  1528 personas fueron abandonadas en el Titanic.

02:10 hs: El Titanic se ha inclinado ya 45 grados.  Toda la proa está bajo el agua, y sólo la popa asoma por encima.  Muchas personas se arrojan a las aguas heladas.  Las demás se amontonan en la popa.  La estructura ha comenzado a doblarse poco a poco.  De repente…  un crujido anunció que el barco se había rajado por la mitad.

02:20 hs: El casco del Titanic cede y se parte en dos.  Después de unos minutos suspendido en vertical, el barco, rápidamente se hunde por completo.  Otros 10 minutos más tarde la proa llega al fondo del océano.

02:35 hs: Habiendo cesado la succión que produjo el Titanic al hundirse, algunos botes salvavidas regresan para rescatar a los sobrevivientes que pudieran haber quedado.  Pero de las 1528 personas que cayeron a las heladas aguas, sólo 6 fueron rescatadas con vida.  1.522 personas habían perdido su vida.

Toda esta información fue publicada en todos los diarios y transmitida por la radio del mundo entero.  Pero en esa fatídica noche, hubo otras historias:

En la cubierta los músicos tocaban música intentando minimizar el pánico de la gente.
Los pasajeros de 2ª y 3ª clase fueron encerrados con candados, en las partes bajas del barco para darle prioridad de salvarse a los de 1ª clase.
El capitán Smith se negó a abandonar el Titanic y se hundió con él.

Y muchas otras, pero hay una historia que no fue tenida en cuenta por la prensa, ni por la radio.  Es la historia de un hombre, un escocés, un cristiano llamado John Harper.  Este hombre de Dios se dirigía a la Iglesia Moody, en Chicago, donde había sido invitado para predicar durante tres meses.

Sobrevivientes testificaron que vieron a John Harper gritando: ¡Dejen que las mujeres, los niños y los que no son salvos todavía, embarquen en los botes salvavidas!

Otros relataron que Harper se quitó su propio chaleco salvavidas y se lo dio a otro hombre.  «No se preocupe por mí», dijo.  «Yo no estoy yendo para abajo, estoy yendo para arriba».

Cuando el Titanic se había hundido ya, un hombre de las 6 personas que fueron rescatas de las aguas, declaró que habiéndose trepado sobre unos trozos de madera del mobiliario del barco, pudo ver a Harper luchando entre las heladas olas y que al verle a él, le gritó desde las aguas: ¿Es Ud.  salvo?…  ¿Es Ud.  salvo?…  ¡Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo!

De repente la furia del mar los había separado y lo perdió de vista.  Pero al poco rato lo vuelve a ver saliendo de entre las olas, pero ya casi congelado, y con sus últimas fuerzas le grita nuevamente: ¿Es Ud.  salvo?…  ¡Cree en el señor Jesucristo y serás salvo!

Entonces lo vio hundirse y desaparecer bajo las olas por última vez.

Este hombre quedó impactado por la actitud de John Harper, de manera que ahí mismo flotando sobre ese montón de maderas, entregó su vida a Jesucristo.

¡Qué historia!  Yo me preguntaba…  ¿Qué haría yo en una situación así?…

Bueno…  yo pensaba que este es un caso muy especial, la situación era terminal.  Entonces amerita una actitud semejante.

Pero meditando en esta historia, de repente me di cuenta de que, en realidad, todos los cristianos estamos viviendo esta misma situación y en este mismo momento.
Es que este mundo es un ¡¡Titanic gigante!!, en su soberbia avanza a toda máquina, cada vez más rápido, creyendo que puede llevarse todo por delante y que ¡¡Ni Dios lo puede detener!!

Como el Titanic, se ha internado por aguas peligrosas.  Y este gran Titanic, ya se está hundiendo, de un momento a otro se va a partir en dos y se hundirá irremediablemente.  Estamos ¡¡En alerta roja!!.  La situación es desesperante, mucha gente, ahí afuera, se hunde en las heladas aguas ¡¡Para siempre!!

Harper tenía claro al menos, 3 cosas:

1.  Quién era (un hijo de Dios).
2.  Su condición (ya salvo).
3.  Su responsabilidad (la gran comisión).

Creo que muchos cristianos sólo tenemos claro los 2 primeros puntos, pero no el 3º.
«La Gran Comisión» en Mateo 28:19 «Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones…  » Es cierto que a cada uno de nosotros, se nos ha dado diversos dones diferentes.

Quizás estés pensando: «Bueno, yo no tengo el don de predicar…» Pero la Gran Comisión que nos dejó el Señor Jesús, no es una sugerencia, sino una orden.  Y no fue dada a algunos, sino a todos los cristianos.

En 1 Co 9:16, Pablo decía de sí mismo:

«Sin embargo, cuando predico el evangelio, no tengo de qué enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí si no predico el evangelio!»

En 2 Timoteo 4:1-2 y 5 Pablo nos exhorta:
«En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir en su reino y que juzgará a los vivos y a los muertos, te doy este solemne encargo: «Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar».»

1 COMENTARIO

  1. Sin comentarios y sin palabras para enfrentar esta verdad; vemos que muchos se están hundiendo y no somos instrumentos de salvación de quien decimos es nuestro Rey y Señor; es tiempo de reflexionar y reconvertir nuestra omisión, desobediencia e insensibilidad en acción, para llevar más almas a los pies de Jesucristo.

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