¿Le ha pasado alguna vez que alguien le dice: «no sé que tienes pero eres diferente a los demás. En ti puedo confiar»? Eso es porque sus acciones hablan más fuerte que sus palabras. Es su perseverancia en la Palabra la que hace que las personas sean atraídas, no es carisma personal, es Unción.
Cuando ponemos la Palabra de Dios por obra, ponemos el poder de Dios en acción y la gente lo percibe. Somos embajadores de Cristo, como dice la Palabra en 2 Corintios 5:20, representamos al reino de Dios y nos fue encargado el ministerio de la reconciliación.
El Padre quiere usarlo para reconciliar a los perdidos con Él. Cuando la gente tenga contacto con usted, ellos van a percibir la presencia de Dios en su vida y usted podrá impartirles la palabra de salvación.
Usted puede ser una influencia de bendición. En su casa lo van a percibir, en el trabajo lo van a percibir, aún los que se burlan de usted en algún momento lo van a reconocer. No tenga miedo, ni oculte la Palabra. Usted lleva dentro el tesoro más preciado que pueda existir: La presencia del mismo Dios. Tenga una actitud de influencia.
Para tener influencia con otras personas no hay que ser ermitaño, hay que relacionarse e influenciar con la fe. La gente debe notar que Cristo vive en usted, no en una forma religiosa sino en un estilo de vida. Usted ha sido bendecido para ser de bendición.
En medio de la necesidad, usted se levantará como luz para guiar a las personas a los pies de Jesús.
Oración: Padre gracias por haberme llamado y confiado el ministerio de la reconciliación. Seré de influencia de bendición para todos los que me rodean, permaneceré actuando en tu Palabra para poder ser carta de Cristo a los que vean mi vida. Gracias. En el nombre de Jesús. Amén.
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