Cuando un joven, públicamente, hizo su profesión de fe, reconociendo Cristo como su Señor y Salvador, su padre, muy aburrido, le dio el siguiente consejo: "Juan, usted debía primero prepararse y tener una buena profesión, conseguir un bueno empleo y, después, pensar en religión." "Padre,"dijo el hijo, "Jesus Cristo me aconseja de forma diferente.
Dice que debemos 'buscar primero el reino de Dios.'"
A veces nosotros salimos por el mundo buscando realizar los propósitos que juzgamos ser satisfactorios para garantizar nuestro porvenir. Soñamos con el éxito, con dinero, placeres y todo lo más que las luces del mundo nos ofrecen. Solemos decir que no nos interesa la opinión de nadie y que sabemos muy bien lo que buscamos y adonde anhelamos llegar.
Después de tomar tal decisión y dispuestos a no oír a nadie, caminamos para donde nuestra nariz apunta. Generalmente el inicio es animador, pero, poco a poco, empezamos a percibir lo cuanto estábamos equivocados y que el sueño de dicha no era tan simple como imaginábamos. Intentamos alterar los planes, enveredar por nuevos caminos, plantear nuevas metas, pero… cada vez fracasamos más y, la vuelta es dolorosa y difícil, y, muchas veces, concluimos que es tarde demás.
Podríamos evitar todo eso si tan sólo aceptásemos el consejo del Señor que prometió dar todas las soluciones, mostrar los más seguros caminos, la certeza de victorias en cada iniciativa y las más preciosas bendiciones si, en primer
lugar, buscásemos su reino y su consejo.
Si los pasos que demos en dirección a la dicha son datos bajo la dirección del Señor, todo lo que hagamos prosperará.
aun cuando enfrentemos luchas, ellas jamás nos desalentarán porque sabemos de antemano que seremos más que vencedores.
Busque al Señor… lo demás será más fácil.
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