Devocionales Semanales – Salvación.

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Pablo encontró incredulidad entre sus hermanos judíos. Los gentiles que antes fueron rechazados, tuvieron la oportunidad de adherirse al pacto con Dios, porque los judíos no creyeron. Pero Pablo escribió a los romanos diciéndoles que la promesa de Dios al pueblo judío era eterna, porque el Señor jamás retira sus promesas (Romanos 11,29 ) Señor, a ti clamo.


Dios mío ayúdame ahora. Por tu gran amor, ¡respóndeme! Por tu constante ayuda, sálvame. Respóndeme pues tú eres bueno y todo amor. Por tu inmensa ternura fíjate en mí (Salmo 69,13.16 ).

Rebosante de amor por Dios al pensar que quizás al final los judíos creerían en Jesús, Pablo escribió su doxología, que en griego significa honor y gloria (Romanos 11,33 – 36). Nos dice de Dios que es un abismo de riqueza, de sabiduría y conocimiento, que es insondable e inescrutable (Romanos 11,33). Ningún hombre ha aconsejado jamás a Dios (Isaías 40,13 – 14) ni nadie puede explicar sus decisiones ni llegar a comprender sus caminos (Isaías 55,8 -9) ni Él debe nada a nadie (Romanos 11,35 ). Aun así, el misterio de Dios no debe alienarnos de Él; debe llenarnos de alabanzas a Él que es tan superior al hombre en capacidad, entendimiento y misericordia: Alabaré con cantos el nombre del Señor, lo alabaré con gratitud; (Salmo 69,30 ).

Esta doxología es un reconocimiento a las grandes bendiciones que Dios nos ha dado, a los que vivimos ahora mismo por medio de Él, y que al morir volveremos a Él; bendiciones que las recibimos gratuitamente y que nos debe motivar a vivir solamente por amor al Padre Dios, en la esperanza de alcanzar nuestra recompensa el día que resuciten los justos (Lucas 14,12 – 14 ). Pablo concluye su himno de alabanza cantando a la eterna gloria de Dios y reafirmándolo muy apropiadamente con un: ¡Gloria a Dios para siempre! Amén.


Pablo en minoría entre sus hermanos judíos, y entre los gentiles sus antiguos enemigos, alaba la inescrutable sabiduría de Dios. ¿Podemos nosotros también, en medio de la alegría o la tristeza, de la salud o la enfermedad, alabar a Dios, confiando en su sabiduría y amor, sabiendo que Él puede usar cualquier circunstancia para mostrarnos su misericordia (Romanos 11,32)? Al ver esto, se alegrarán los afligidos y se animará el corazón de los que buscan a Dios, pues el Señor escucha a los pobres y no desprecia a los suyos que están presos. ¡Alaben al Señor el cielo, la tierra y el mar, y todos los seres que en ellos viven! (Salmo 69,32 – 34).

¡¡¡Señor Jesús, te pido que todos los humanos lleguen a conocerte, y que yo pueda confiar de todo corazón en tu plan para mí y para toda la humanidad. Quiero esperar en ti como Pablo, alabarte como Él lo hizo y conocer tu amor, tu misericordia y el precioso don de tu paz!!!

Juan Alberto Llaguno Betancourt


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