La importancia –o no– de la iglesia

La importancia –o no– de la iglesia




–Ahora no asisto a ninguna iglesia ni a reuniones religiosas–reconoció una mujer–. Mi religión es Dios, y no necesito ayuda para eso. –Para mí la iglesia es pura hipocresía–agregó un estudiante universitario–. La considero aburrida, irrelevante, con miedo a la vida. Creo que traiciona a Dios y trata de salvarse a sí misma. Hay personas magníficas allí adentro, pero lamentablemente representan sólo el 0.5% de la membresía. De modo que para mí la iglesia está muerta. Dios está vivo, por supuesto, pero no necesita de la iglesia. Después de todo, ¿quién necesita la iglesia?

Cierta vez un periodista de la BBC de Londres me preguntó por qué yo desperdiciaba el tiempo tratando de producir un avivamiento y de movilizar a la iglesia. Refiriéndose a Gran Bretaña como a una sociedad post-cristiana, inquirió: «¿Acaso no está usando energías en un caso ya perdido?»

–No existe una sociedad post-cristiana–le repliqué–. Una generación puede rechazar el evangelio para sí misma, pero yo no puedo rechazarlo en nombre de generaciones futuras. Y además, Jesucristo vino a buscar lo que estaba perdido.

Así que, ¿quién necesita de la iglesia hoy día?

Luis Palau

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