MUJER CRISTIANA – CINCO MANERAS PARA MINIMIZAR

MUJER CRISTIANA – CINCO MANERAS PARA MINIMIZAR


CINCO MANERAS PARA MINIMIZAR LOS CONFLICTOS EN LAS RELACIONES

En nuestras relaciones solemos movernos de manera inarmónica. Las personas más allegadas son, a la vez, con quienes entramos en conflicto. En las amistades nos alejamos y nos acercamos. En el matrimonio, el axioma de que los opuestos se atraen mutuamente da lugar a otro: los opuestos se atacan mutuamente. En la iglesia anhelamos vivir juntos en el cielo, pero en la tierra nos resulta difícil mantener la armonía.

En 1ª Pedro 3:8 se nos instruye:

“Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables” ; o como dice la Nueva Versión Internacional:

“En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes”.
“Sed todos”, implica que no hay excepciones, se refiere a cada uno de nosotros. Vivir en armonía no implica uniformidad, unanimidad o gremialismo. Armonía es tener unidad de corazón y similitud de propósitos.

El conflicto es inevitable. Cuando dos o más personas se reúnen se potencia el desacuerdo. El objetivo de toda relación es reducir las fricciones todo lo posible para dotar de eficiencia y longevidad al vínculo. El tema es cómo logarlo. Los siguientes principios nos podrán ser de ayuda:

1. Ponernos en los zapatos del otro.

Tener empatía significa comprender los sentimientos del otro. No implica validar sus ideas, sino comprender sus sentimientos acerca de ellas. Cuando tenemos empatía buscamos comprender los orígenes, temperamentos, circunstancias y actitudes que modelan las personas.

2. Recordar que estamos en el mismo bando.

Pedro dice que somos parte de un mismo equipo. No competimos unos con otros sino que nos complementamos. Minimicemos el conflicto maximizando la cooperación recíproca. Tres claves para debilitar un conflicto son el amor, la compasión y la humildad. El amor conlleva perseguir el mejor interés de nuestro prójimo. La compasión significa dejar de hablar acerca de cuánto nos amamos y pasar a demostrar ese amor a través de nuestras acciones.
La humildad implica que el amor no es orgulloso, que admite sus errores, debilidades, necesidades o fracasos. Es saber pedir perdón.

3. Bendecir.

En toda relación habrá momentos de desacuerdos y conflictos. Debemos decidir obrar vengativamente o responder con una bendición. Cuando estamos en conflicto con otra persona es como si nos pusiéramos frente a un pequeño fuego portando en una mano un recipiente con gasolina y en la otra uno con agua. Debemos elegir cual de los dos arrojaremos al fuego. De esa elección podrá surgir la reconciliación y el perdón.

4. Controlar la lengua.

Envejecer no significa madurar. La señal de una madurez espiritual y emocional es la habilidad de controlar nuestra boca, sopesar nuestras palabras, refrenar nuestra lengua ¿Acostumbra a hablar detrás de las personasí ¿En sus conversiones hay lugar para los chismesí ¿Le cuesta mantener un secreto? ¿Es propenso a emitir juicios de valor?

5. Perseguir la paz.

Así como la tarea de un bombero es apagar incendios y no provocarlos, la tarea de un pacificador es resolver y minimizar conflictos, no comenzarlos.
Para lograr todo esto debemos perseguir la paz con pasión en nuestras relaciones. Los pacificadores no son indiferentes ni apáticos ante los conflictos, no hunden sus cabezas en la arena para no verlos sino que de manera intencional buscan la reconciliación, aún cuando sea difícil de conseguir.

¿Por qué debemos debilitar un conflicto? Porque somos hechos a imagen y semejanza de Dios ¿Acaso Dios no eligió ponerse en nuestros zapatos en su paso terrenal? ¿No demostró su amor para con nosotros muriendo en una cruz? ¿No nos bendijo y nos aseguró una vida eterna abundante? ¿No tomó la iniciativa de reconciliar a las personas como hacedor de paz?

Pastor Rick Ezell

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