Para el peregrino cansado, soy un fuerte Cayado en qué apoyarse.
Para el que está inmerso en las tinieblas, soy la Luz gloriosa.
Para los que se doblegan bajo grandes pesos, soy el dulce Reposo.
Para el que ha perdido el camino, soy la Guía segura.
Para los que han sufrido a causa del pecado, soy Bálsamo que cura.
Para los desesperanzados, soy alegre mensaje de Esperanza.
Para los que están angustiados por los embates de la vida, soy un Ancla, segura y confiable.
Para los que padecen soledad, soy la Mano fresca y suave que se posa en la frente afiebrada.
Oh, hijo del hombre, para mejor defenderme, ¡vive conforme a mis palabras!
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