El Ecumenismo

Sigue la justicia, la fe, el amor y la paz,con los que de corazón limpio invocan al Señor.
2 Timoteo 2:22.

 

El Ecumenismo

 

La cristiandad está dividida en numerosas denominaciones. Hoy día muchos creen sinceramente poder unificarla. ¿No vino Jesús para «congregar en uno»? (Juan 11:52). Se procura hallar una base doctrinal capaz de reunir el mayor número de tendencias diferentes. «¡Olvidemos nuestros viejos rencores y unámonos! Si cada uno se mostrara tolerante y contribuyera personalmente, se llegaría a una mayor unidad», dicen ellos. El defecto característico de todos estos pensamientos seductores y generosos es que no son reales.

Jesús es la verdad. Él es el Señor, es decir, el que tiene toda autoridad. La base doctrinal sobre la que se pretende unir a todos, ¿es la verdad simple e ineludible, tal como Jesús la reveló en los evangeliosí ¿No es más bien un sutil compromiso humano, sabiamente dosificado para no despertar viejas pasionesí

Cuando los discípulos se embarcaron para pasar al otro lado del mar de Galilea, tomaron a Jesús «como estaba» (Marcos 4:36). Quizás hubiesen querido que su Maestro estuviese de otra manera, por ejemplo, que no durmiera durante la tempestad. Tomemos a Jesús como está, sin acomodar la verdad al gusto del día ni a una voluntad de unir aquello que traicionaría lo que él enseñó. La unificación basada en un compromiso haría ganar en número, pero no espiritualmente.

Apeguémonos a la persona de Jesús; busquemos su pensamiento y su aprobación en oración. Eso nos unirá a todos aquellos que lo buscan y para quienes es una prioridad vital.

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