Devocionales – El ruido: ¿molestia o necesidad?

Cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta,ora a tu Padre que está en secreto.Mateo 6:6.

Habla, porque tu siervo oye.1 Samuel 3:10.

Calle delante de él toda la tierra.Habacuc 2:20.

 

El ruido: ¿molestia o necesidad?

El ruido es la primera de las molestias. Este mal moderno que nos invade cada vez más, nos persigue por todas partes, tanto en la calle como en nuestras casas. Vivimos con el constante ruido de las grandes ciudades, y el campo apenas se salva: circulación, alarmas, sirenas, música alborotadora, aviones… vienen a ser para nosotros una permanente y solapada agresión. Son muy pocos los que no se quejan de él.

Sin embargo, para muchos de nuestros contemporáneos el ruido se ha hecho una clase de remedio para la angustia de sentirse solo. Y a menudo, allí está el verdadero problema. Dios nos busca y desea hablarnos a solas. ¿Tendríamos algo que ocultarle? Aceptemos honesta y valientemente el contacto que quiere tener con nosotros. Escuchémosle, leamos su Palabra, la Biblia. No temamos hablar a nuestro Dios y Padre y a nuestro Salvador Jesucristo.

Alguien escribió: «Inevitablemente tomamos el sello de nuestras frecuentaciones. Un cristiano que vive en compañía del Señor terminará por parecérsele». Como advertencias para nosotros y nuestras familias, recordemos que el ruido impide la comunicación. En cuanto dependa de nosotros, apaguemos cualquier fuente de ruido, de música o de conversaciones para tener nuestros encuentros con el Señor.

Un clima de calma será también muy beneficioso para nuestros hijos.

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