Como Moisés levantó la serpiente en el desierto,así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,para que todo aquel que en él cree,no se pierda, mas tenga vida eterna.Juan 3:14-15.
La palabra de la cruz es locura a los que se pierden;pero a los que se salvan, esto es,a nosotros, es poder de Dios.1 Corintios 1:18.
Dios responde a su manera
Los israelitas liberados de la esclavitud de Egipto atravesaban el desierto de la península del Sinaí. Aunque estaban protegidos de múltiples peligros y milagrosamente alimentados, a menudo se quejaban de su Dios. Por eso, como castigo, Dios les envió unas serpientes cuya mordedura era mortal (Números 21:4-9).
Entonces el pueblo reconoció su ingratitud y pidió a Moisés: «Ruega al Señor que quite de nosotros estas serpientes». Moisés oró, pero Dios no quitó las serpientes.
Sin embargo, Dios deseaba salvar a su pueblo de esa plaga, pero era necesario que cada israelita tuviera fe. Entonces dijo a Moisés: «Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá» (v. 8).
Quizás algunos israelitas se quejaron, diciendo: -¿Nos harán creer que al mirar un pedazo de bronce fijado en un asta vamos a curarnosí Si Dios quiere salvarnos, hay un solo medio: ¡que retire las serpientes! Sin embargo, «cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía» (v. 9).
Muchos siglos más tarde, Dios dio un medio universal de salvación: la muerte de Cristo en la cruz a favor de los que creen. Algunos cuestionan el valor de este medio para ser perdonado, pero sólo quienes lo aceptan hallan la paz con Dios.
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