Reflexiones Diarias – Moviendo El Sofá

 

Reflexiones Cristianas – Moviendo El Sofá

 

«Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz» (Romanos 8:6).

 

Un hombre llamó a su vecino y le pidió que lo ayudase a mover un sofá que se había quedado preso en la puerta de entrada.  Empujaron y pujaron con insistencia hasta que se quedaron completamente exhaustos, sin que el sofá se moviese un centímetro del lugar.  «Desista» dijo el hombre al vecino, «nosotros nunca conseguiremos colocarlo a dentro».  El vecino miró a él de forma sarcástica y habló: «¿Para dentro?»

 

Mucho esfuerzo aplicado, mucho tiempo perdido, los dos amigos no consiguieron mover el sofá porque cada de ellos estaba enfocando direcciónes opuestas.  Mientras el dueño intentaba hacer el sofá entrar en casa, lo vecino intentaba moverlo para fuera.

 

Así también acontece con nuestra vida.  La naturaleza carnal hace de todo para alejarnos de la presencia del Señor.  Ella nos presenta los placeres del mundo, pintándolos con colores Fuertes y atrayentes, como siendo lo que hay de mejor para nuestro vivir.  Ella nos provoca, afirmando que tenemos de aprovechar el máximo cada día de nuestra juventud.  Lo objetivo es empujarnos fuera de la presencia de Dios.

 

Mientras tanto, nuestra naturaleza espiritual nos alerta de los peligros que corremos al dar oídos a la naturaleza carnal.  nos muestra las trampas, los engaños disfrazados, la obscuridad por detrás de los colores vivos.  Ella nos abre los ojos para la dicha que tendremos al abrir el corazón para Jesus, llena nuestra alma de gozo y alegría al mostrar cuan más agradable es servir al Señor en cuya presencia tenemos verdadero júbilo.  Ella nos hace comprender que nada es mejor que estar junto al Padre celestial.

 

Una intenta hacernos salir, la otra nos hacer entrar, y solo hay una manera de que alcancemos victoria en la busqueda de la felicidad: dejar toda nuestra vida en las manos del Salvador.  Él peleará por nosotros, nos revestirá de Su gracia y poder, nos protegerá en todos los momentos, vencerá, por nosotros, todas las tentativas de nuestra naturaleza carnal.

 

En Cristo somos y seremos siempre más que vencedores.

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