Cuando Dios corre – Reflexiones Diarias

 

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Y levantándose, vino a su padre, y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y lo besó. Lucas 15:20
 
La historia del hijo prodigo es muy conocida por todos los lectores de la Biblia. El joven había cometido muchos errores. El más grave fue pedirle a su padre que le diera su herencia en vida. La herencia se recibe cuando el padre muere. En otras palabras, deseaba que su padre muriera.

Otro error fue irse de su casa y vivir como un rebelde y corrupto pecador. Por supuesto, las consecuencias de sus malas decisiones lo alcanzaron. Pronto se quedó sin dinero, sin comida y sin amigos. No había trabajo, ni tampoco sabía trabajar. Pronto tocó fondo. Llegó al extremo de desear  la comida de los cerdos, y ni eso podía obtener. Valía menos que un cerdo. Es lo más bajo que una persona puede llegar.
Pero un día tomó la mejor decisión de su vida. Dijo: «Me levantaré e iré a mi padre» (Lúe. 15:18). En casa, el padre del joven sufría por su hijo. Cada día, desde el amanecer hasta el atardecer, se mantenía en ansiosa espera. Vigilaba constantemente el camino, con la esperanza de verlo venir para salir a recibirlo. Finalmente ocurrió lo que tanto había esperado: vio venir a su hijo. No pensó en el agravio, la ofensa y la vergüenza que su hijo le había hecho pasar.
La Biblia dice que su padre «corrió, y se echó sobre su cuello, y lo besó». El padre del hijo pródigo representa a Dios, el Padre de todos nosotros. Dios “corre” a recibir a los pecadores arrepentidos. Dios corre a recibir a la persona que ha cometido errores. Y cuando la encuentra, la abraza y la besa.
Vuelve a la casa de tu Padre —Dios— hoy. Deja que Dios te abrace y te bese hoy. Cuando cometas errores, cuando peques, cuando fracases espiritualmente, vuelve a la casa de tu Padre. Él te recibirá. Espera ansiosamente que emprendas el camino de regreso. No esperes hasta tocar fondo. Es peligroso. El que no regresa actúa así porque le gusta «el país lejano» del pecado. Dios anhela recibirlo en su casa. Quiere quitarle el peso de la culpa y la vergüenza. Recordemos que Dios no está contra el pecador. No está contra ti. Su misericordia fluye hacia ti. Te ofrece su gracia y su perdón antes de que se lo pidas.
Vive hoy la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Vive como un auténtico hijo de Dios. No importa cuántos errores hayas podido cometer a lo largo de tu vida. Él es un Padre restaurador.

1 COMENTARIO

  1. Muy buen mensaje para todos, los que volvimos a casa de ese Padre Amoroso, y para los que aún a veces, estan dudando del ese enorme amor y misericordia que Dios tiene, porque El es Amor y Dios de nuevas oportunidades. NO HAY TIEMPO QUE PERDER

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