Sencillez

Hoy me detuve a pensar en mi abuelo materno. Gracias a Dios todavía disfruto del hecho de tenerlo con vida, pero al mismo tiempo soy consciente de que sus días en esta Tierra se están acortando. Y como si él se diera cuenta de esto (se da cuenta…), empeña sus energías en pasar la mayor cantidad de horas despierto, celebrar cada encuentro familiar y trabajar en lo que ha sido su oficio durante largas décadas: la albañilería.

 

Cuando indagué por el motivo que lo lleva a seguir trabajando (¡a los 78 años de edad!), me respondió: – “No es por el dinero… ¡Si no trabajo, me muero! No puedo quedarme en casa sin hacer nada”.

 

Construyó su vivienda. Formó un hogar. Está a punto de celebrar el 54º aniversario de su matrimonio… ¡Y cada mañana se levanta más temprano que yo para salir a trabajar! No habla mucho, y jamás lo he escuchado “sermonear” acerca de “lo que debería hacerse”. Pero su persona constituye una definición clara y precisa del significado de la palabra “realización”.

 

Podría decirse que mi abuelo es una persona sencilla. Y humilde. Cualidades difíciles de hallar en una época en la que se privilegia la imagen por sobre el contenido.

 

Es que así vivimos. ¿O acaso estoy equivocado? Corremos hacia el trabajo, luchamos por escalar posiciones, invertimos tiempo y dinero para obtener títulos que nos permitan ir cada vez más lejos, deterioramos nuestra salud para “mejorar” nuestra apariencia, ponemos en segundo lugar el tiempo compartido con nuestros seres queridos para proveerles el “bienestar” que nuestros padres no nos pudieron dar (¡paradójico!), etc, etc, etc.

 

Pero dígame: ¿hace cuánto no visita a sus familiares, esos que no ve regularmente? ¿Cuál fue el último libro que leyó por el simple placer de la lectura? ¿Se realizó recientemente un chequeo médico? ¿En qué momento de esta semana detuvo su trajinar diario y pensó en cómo vivirá los próximos añosí

 

Jesucristo dijo: “No vivan preocupados pensando qué van a comer, qué van a beber o qué ropa se van a poner. ¿Acaso la vida consiste sólo en comer? ¿Acaso el cuerpo sirve para que lo vistan? ¿Creen ustedes que por preocuparse vivirán un día másí Aprendan de las flores que están en el campo. Ellas no trabajan para hacerse sus vestidos. Si Dios hace tan hermosas a las flores, que viven tan poco tiempo, ¿acaso no hará más por ustedesí ¡Veo que todavía no han aprendido a confiar en Dios!” (San Mateo 6).

 

En medio de una sociedad que nos impulsa hacia el éxito, interpretando por ello la prosperidad económica, el bienestar físico y el placer continuo, hago un llamado urgente a la vida sencilla y humilde. Este tipo de vida consiste en nada más ni nada menos que dejar de “existir” para comenzar realmente a vivir. ¡Piénselo!

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí