Un cordero sin mancha y sin defecto – el Devocional Diario

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Cristo… mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios.Hebreos 9:14.

 

Un cordero sin mancha y sin defecto – el Devocional Diario


En el Nuevo Testamento, cuando se habla del Señor Jesús como el sacrificio por nuestros pecados y nuestro sustituto en el juicio, el Espíritu Santo subraya al mismo tiempo que él no tenía pecado.

Así leemos en la segunda epístola a los Corintios 5:21 que Dios lo hizo pecado por nosotros. Pero se agrega que él «no conoció pecado». El apóstol Pedro habla de Cristo como «quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero» (1 Pedro 2:24). Pero antes hace notar que el Señor «no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca». En su primera carta el apóstol Juan dice que el Señor Jesús vino «para quitar nuestros pecados», e inmediatamente agrega: «y no hay pecado en él» (1 Juan 3:5).

Estos pasajes muestran claramente que sólo un sacrificio sin defecto podía ser suficiente para satisfacer las exigencias de la justicia de Dios en cuanto al pecado. Sí, el Señor Jesús fue absolutamente sin pecado. Sólo así pudo tomar el lugar de los pecadores ante Dios, es decir, ser nuestro sustituto.

La necesidad de que hubiera un sacrificio sin pecado es indicada figuradamente en el Antiguo Testamento. El cordero de la Pascua no podía tener un solo defecto. La misma exigencia valía para todos los animales que fueran ofrecidos en sacrificio a Dios. En el libro de Levítico se ordena claramente: «Ninguna cosa en que haya defecto ofreceréis» (22:20).

¡Cuántas alabanzas y agradecimiento le debemos a nuestro Sustituto!

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