Guardado de una recaída (2) – el Devocional Diario

     

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    En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies;por poco resbalaron mis pasos.Salmo 73:2.

    Tú has librado mi alma de la muerte…y mis pies de resbalar.Salmo 116:8.


    Guardado de una recaída (2) – el Devocional Diario

     

    Como contamos ayer, después de años de dependencia del opio, Lungh Singh fue liberado por la fe en Jesucristo.

    Pero sus amigos aún debían ayudarle. Una noche, cuando todos dormían, Singh sintió nuevamente calambres en el estómago. Fue hasta la puerta y miró a su alrededor: no había nadie. Oyó una voz interior que le decía: -¡Es tu última oportunidad, toma opio! ¡Rápido! Pero su conciencia le suplicaba: -No, Singh, no lo hagas. Confía en el Señor. Llama en seguida para que un cristiano venga a ayudarte. Singh vaciló, pero la voz volvió a insistir: -Sólo un poco de opio, venga, nadie lo sabrá… Entonces Singh cedió a la tentación…

    Muy sigilosamente salió y se dirigió a la casa del revendedor. De repente un soldado irrumpió. Singh permaneció petrificado de miedo, había olvidado que era hora del toque de queda. El soldado pensó que era un borracho y le dijo: -¿Qué hace afuera? Usted tomó demasiado y en este estado tendría que estar en la cárcel: -No, no estoy borracho, estoy enfermo.

    El soldado le ordenó que volviese a su casa. Singh volvió sobre sus pasos, avergonzado, pero consciente de que el Señor lo había detenido enviando al soldado para cortarle el paso.

    Mas la lucha no había terminado. Muchos días Singh siguió sufriendo dolores que terminaron por disminuir. Singh, con la ayuda del Señor, no tocó nunca más el opio. Fielmente dio testimonio de su Salvador, su Libertador

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