Temas Cristianos – MURALLAS DESTRUIDAS II

    MURALLAS DESTRUIDAS  II

     

    La ciudad de Jericó estaba cerrada por miedo a los israelitas; la habían cerrado y nadie salía ni entraba. Yave dijo a  Josué: ¡Mira! Pongo a Jericó en tus manos con su rey y sus mejores soldados (Josué 6,1-2)

    El pueblo lanzo entonces el grito de guerra y resonó la trompeta. Apenas oyó el pueblo el sonido de la trompeta, lanzo el gran grito de guerra y la muralla se derrumbo. El pueblo entro en la ciudad cada uno por el lugar que tenía al frente y se apoderaron de la ciudad (Josué 6,20)

     

    En la escuela la maestra pregunta a Joel ¿Quién derrumbo la muralla de Jericó? El niño dice pregúntele a otro profesora  yo no vine a clases ese día.

     A ver tu Jerjes  ¿Quién derrumbo la muralla de Jericó?  Yo tampoco lo hice  profesora, yo estaba jugando a la pelota ese día. 

     También pregunta a Job ¿Quién derrumbo la muralla de Jericó? Yo tampoco fui dice el niño.  Al final la profesora  pregunta a Jeremías ¿Quién derrumbo la muralla de Jericó?  Y el niño responde diciendo: “no hablemos mas del asunto profesora, mi tío es albañil y le puede hacer una cotización para arreglar de una vez esa muralla”…

     

    Al sonido de las trompetas las murallas de Jericó se derrumbaron nos relata la sagrada escritura. Dios en la actualidad día a día vuelve a repetir este milagro, el poder de la trompeta celestial que derriba murallas  se ha multiplicado.  Ante el milagro de la destrucción de murallas en nuestra vida, muchos de nosotros tomamos la actitud de Jeremías el niño de la historia anterior, buscamos como volver a reconstruirlas, nos hemos vueltos albañiles y arquitectos que diseñan sus propias murallas.  El ejército del mal tiene instalado una multitud de arquitectos en nuestra vida y con  ironía   dicen en nuestro interior: ¡No importa! Aunque Dios derribe las murallas  nosotros las volveremos a construir.

    “El poder del Señor no ha disminuido como para no poder salvar, ni él se ha vuelto tan sordo como para no poder oír. Pero las maldades cometidas por ustedes han levantado una barrera entre ustedes y Dios” (Isaías 59,1-2)

    Las paredes que construimos nos impiden entrar en la tierra prometida.

    Los muros de orgullo, murallas de vanidad  nos impiden ver  al Buen Pastor

    Las murallas  del pecado nos hacen vivir apagados y sin luz, nuestros pecados  impiden que podamos ver  y disfrutar de la Luz del Mundo.

    El muro del odio, del rencor, de la ira, está siendo construido por millones

    Los pilares construidos con la lujuria, el adulterio, y la fornicación es el muro preferido de multitudes

    Muros de mentira, engaño y traición,  están multiplicándose

    Murallas que construyen los materialistas, los que viven la avaricia, los que solo piensan  en el dinero  se extienden por los cinco continentes.

    Y la muralla más peligrosa en este último tiempo es la del egoísmo.

    Hay miles y miles de murallas  que edificamos, estas paredes nos impiden entrar en la tierra prometida

    ¿Qué tipo de muralla está construyendo?

    ¿Cuál es la pared que lo separa de la tierra que mana leche y miel?

    Si usted se ha vuelto un especialista en fabricar muros y paredes que lo separan de Dios. Haga un alto en su vida,  pida en este día, que el sonido de la trompeta divina  toque  y destruya todas las barreras y muros construidos en su vida. Recuerde que el poder de Dios no ha disminuido como para no poder salvar, ni tampoco se ha vuelto sordo como para no poder oír nuestras oraciones y peticiones. (Isaías 59,1)

    Oración: Gracias Señor por  este día  en que me das la oportunidad de derribar la pared que me separa de la tierra prometida.  En este momento doblo rodillas para pedir que tu poder destruya todos los muros construidos.  Señor los pecados cometidos, me han separado de tu amor,  solo tengo una palabra para ti mi Señor, PERDON, PERDONAME,  estoy arrepentido por construir diferentes murallas. Señor en este día te pido que al sonido de la trompeta celestial  se derribe toda muralla que me impide ver y entrar en  la tierra prometida. Gracias Señor por derribar los muros, paredes y barreras que existían en mi vida.  Gracias por esta nueva oportunidad.  Gloria y Honor para ti, Ayer hoy y siempre. Amen   

    Autor: Adhemar Cuellar

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