Temas Cristianos – El Tema Musical de Cristo – Max Lucado

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EL TEMA MUSICAL DE CRISTO

La mayoría de las personas ocultan sus secretos familiares. Casi no hablan del tío estafador ni de la tía abuela prostituta. Tales historias son tabú en las reuniones familiares, y no hay registro de ellas en la Biblia familiar.

Así es a menos que usted sea el Dios-hombre. Jesús muestra las manzanas podridas de su árbol familiar en el primer capítulo del Nuevo Testamento. Usted apenas ha empezado el evangelio de Mateo cuando se da cuenta de que Jesús es de la sociedad de la aureola inclinada. Rahab, era una ramera de Jericó. El abuelo Jacob era tan taimado como para merecer un brazalete eléctrico en el tobillo. David tenía una personalidad tan irregular como una pintura de Picasso, un día escribía Salmos y al siguiente seducía a la esposa de su capitán. Sin embargo, ¿borró Jesús su nombre de la lista? Absolutamente no.

Cualquiera pensaría que debió hacerlo. La revista Cotorreando podría sacar durante una temporada chismes de estas historias. ¿Por qué Jesús colgaría la ropa sucia familiar en el tendedero del vecindario?

Porque nuestras familias tienen algunas también. Un tío con antecedentes penales. El papá que no regresó a casa. El abuelo que se fugó con la compañera de trabajo. Si nuestro árbol familiar tiene frutos podridos, Jesús desea hacernos saber algo:«Yo pasé por eso».

La frase «Yo pasé por eso» está en el coro del tema musical de Cristo. Jesús susurra al solitario:«Yo pasé por eso».Ante el desanimado, asiente con el cabeza y suspira:»Yo pasé por eso».

Observe simplemente el pueblo natal de Cristo: un caserío aletargado, humilde y olvidado.

¿Adónde iremos para encontrar paralelo en nuestro mundo? Saldríamos de los EEUU. Pasaríamos por algún lado de Europa y la mayor parte de Latinoamérica. Israel no era una superpotencia, una fuerza comercial ni un centro turístico. La tierra que Josué colonizó, y que Jesús amó, ¡apenas la registraba la pantalla del radar del Imperio Romano! Sin embargo, allí estaba. Los soldados del césar la ocuparon. Las colinas de Judea conocían el rugido de un ejército extranjero.

Imagine una aldea polvorienta y tranquila. Nazaret. Un lugar que haría decir a la gente:» ¿Puede salir algo bueno de Nazaret? «Un pueblo nada impresionante.

¿Dónde encontraríamos hoy tal lugar? ¿Irak? ¿Afganistán? ¿Camboya? Escoja el que quiera. Encuentre una región semiárida, basada en la agricultura y al margen de cualquier epicentro social. Suba a un jeep y vaya allí a buscar una familia como la de Jesús.

Haga caso omiso de las casas bonitas de la aldea. José y María celebraron el nacimiento de Jesús ofreciendo dos tórtolas en el templo, la ofrenda de los pobres. Vaya a la parte más pobre del pueblo. No asolada por la pobreza ni la indigencia pero sí humilde.

Necesitamos un hogar modesto con una madre soltera y un peón ordinario. Los vecinos de Jesús lo recordaban como un obrero. «¿No es este el carpintero?»

Jesús tenía manos callosas, camisas manchadas por el sudor y, esto podría sorprenderle a usted, aspecto común. «No hay parecer en Él, ni hermosura, le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos».

¿Sonrisa cautivadora? ¿Físico seductor? No. Las cabezas no giraban para mirar cuando Jesús pasaba. Si en algo era como sus coterráneos, tenía un rudo rostro de campesino.

¿No llama la atención la apariencia de usted y son sencillos sus modalesí Así eran los de Jesús. Él pasó por eso.

De linaje cuestionable. Criado en una nación olvidada, entre gente oprimida de una recóndida aldea. Hogar humilde. Un peón común y corriente con apariencia ordinaria. ¿Podría usted reconocerlo? ¿Ve la casa de adobe con el techo de paja? Sí, la que tiene gallinas en el patio y el adolescente desgarbado que repara sillas en el cobertizo.

Jesús pasó por eso.

«Era necesario que fuera en todo como nosotros sus hermanos, pues sólo así podía ser misericordioso y fiel sumo sacerdote nuestro ante Dios al espiar los pecados del pueblo. Y puesto que Él mismo experimentó lo que es sufrimiento y tentación, sabe lo que esto significa y puede socorrernos maravillosamente en nuestros sufrimientos y en nuestras tentaciones».

¿Es usted pobre? Jesús sabe cómo se siente. ¿Está usted en el peldaño más bajo de la escala social? Él entiende. ¿Ha sentido alguna vez que se aprovechan de usted? Cristo pagó impuestos a un emperador extranjero.

Jesús pasó por eso, Él comprende el significado de la oscuridad. Pero, ¿y si la vida que usted lleva no es oscura? ¿Y si usted dirige un negocio, habla a multitudes o dicta clasesí ¿Podría relacionarse con Jesúsí Por supuesto. Él reclutó gente y supervisó su propia organización. Setenta hombres, además de diversas mujeres, buscaban dirección en Él. ¿Hace usted presupuestos, preside reuniones y contrata personal? Cristo sabe que el liderazgo no es fácil. Su grupo incluía un celote que odiaba a los romanos y un recaudador de impuestos que había trabajado para ellos. La madre de sus hombres clave le exigía trato especial para sus hijos. Jesús comprende el estrés del liderazgo.

¿Se ha sentido usted alguna vez con deseos de escapar? A Jesús le pasó. «Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba».

¿Ha tenido usted alguna vez tantas exigencias que no tuvo tiempo suficiente para almorzar? Jesús sabe de qué hablo. «Eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun Jesús y los discípulos tenían tiempo para comer».

¿Tiene usted muchos correos electrónicos que contestar, o muchas llamadas que hacer en un día? Cristo pasó por eso. «Se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos, y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó».

¿Y la tensión familiar?»Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle, porque decían: Está fuera de sí».

¿Lo han acusado a usted falsamente? Los enemigos de Jesús lo llamaron glotón y borracho. La noche antes de morir, «dos principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte».

¿Le han decepcionado a usted sus amigosí Cuando Jesús necesitó ayuda, sus amigos se durmieron. «¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?».

¿Inseguro del futuro? Jesús lo estuvo. En relación con el día final de la historia, explicó:» el día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles, sino sólo mi Padre». ¿Puede Jesús ser el Hijo de Dios y no saber algo? Puede, si decide que así sea. Al saber que usted enfrentaría lo desconocido, decidió enfrentar lo mismo.

Jesús ha pasado por eso. Experimentó»sufrimiento y tentación».Cristo se enojó tanto que purgó el templo, tuvo tanta hambre que comió granos crudos, se consternó tanto que lloró en público, era tan amante de las diversiones que lo llamaron borracho, fue tan encantador que atraía a los niños, se cansó tanto que durmió en una barca balanceada por la tormenta, fue tan pobre que durmió sobre el suelo y pidió prestada una moneda para ilustrar un sermón, fue tan radical que lo echaron del pueblo, fue tan responsable que cuidó de su madre, fue tan tentado que conoció el aliento de Satanás, y tuvo tanto miedo como para sudar sangre.

Sin embargo, ¿por qué? ¿Por qué el más selecto Hijo del cielo soportaría el más severo dolor terrenal? Para que usted supiera que Él puede entender el clamor de quienes padecen sufrimientos, pruebas y tentaciones.

Sea lo que fuere que enfrente, Jesús sabe cómo usted se siente.

Hace un par de días veinte mil personas corrimos por las calles de San Antonio con el fin de levantar fondos para las investigaciones del cáncer de mama. La mayoría lo hicimos por generosidad, felices de correr casi cinco kilómetros y de donar algunos dólares a la causa. Algunos corrieron para recordar a un ser querido, otros en honor de un sobreviviente del cáncer. Corrimos por razones distintas. Pero ningún corredor estaba más apasionado que alguien que encontré. Un pañuelo cubría su cabeza calva, y un par de círculos oscuros le ensombrecían los ojos. Ella tenía cáncer. Mientras nosotros corríamos por generosidad, la mujer lo hacía por convicción. Sabía cómo sienten las víctimas de cáncer, pues ha pasado por eso.

Por consiguiente, Jesús puede entender el clamor de aquellos que padecen sufrimientos, pruebas y tentaciones.

Cuando usted se vuelve hacia Cristo por ayuda, Él corre hacia usted para ayudarlo. ¿Por qué? Él sabe cómo se siente usted. Él pasó por eso.

A propósito, ¿recuerda cómo Jesús no vaciló en llamar familiares a sus antepasadosí Él tampoco se avergüenza de usted, «porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos, por la cual no se avergüenza de llamarlos hermanos»

Jesús no se avergüenza de usted. Tampoco se deja confundir por usted. Sus acciones no lo dejan perplejo. La aureola inclinada en usted no le causa problemas a Él. Por lo tanto vaya ante Él. Después de todo, usted es parte de su familia.

Max Lucado

3 COMENTARIOS

  1. Para mi a sido de mucha bendicion este tema, pues creo que es el mismo DIOS confirmando ese inmenso amor, no solo a los que ya lo hemos aceptado a travez de su hijo JESUCRISTO; sino tambien ese amor y esperanza de salvacion para nuestra familia.EL SEÑOR LES COTINUE BENDICIENDO.

  2. A VECES COMO DICE PIENZAS QUE JESUS SE AVENGUENZA DE NOS Y SABEN LEYENDO ESTO SE QUE AUN SOY PARTE DE SU FAMILIA MIL GRACIAS DIOS POR SER TU MI PADRE MIL GRACIAS.

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