Fugitivos en Miami ( Testimonio Cristiano)

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Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús » ( Romanos 8 : 1 )

La Presente historia fue vivida por mi persona.

Transcurría el mes de Mayo de 1995, tiempo en el cual, yo desarrollaba un pequeño ministerio en « La pequeña Habana», ( área central de Miami, así conocida ), en donde ministraba en un pequeño local que rentábamos, y la membresia que tenia era de unos catorce miembros, en su mayoría desamparados que vivían debajo de los puentes, y un par de inmigrantes ilegales.

En los medios noticiosos apareció la impactacte noticia en donde daban a conocer que cinco reos de una prisión de máxima seguridad de la Florida se habían escapado. Ellos habían cavado un túnel desde una de las habitaciones de la capilla y pasaba debajo de la garita de vigilancia, hasta salir a un terreno aledaño.

En la fuga, uno de los fugitivos fue capturado, otro fue muerto a tiros al oponerse a las autoridades y tres lograron escaparse.

La alarma fue extrema porque los fugitivos eran asesinos peligrosos:

José : había asaltado un supermercado y dio muerte al propietario al dispararle 14 veces
Octavio: Contrato un bote para un viaje por el océano, estando dentro del mar, lanzo al capitán al agua y lo golpeo con una tabla hasta quitarle la vida.
Fleitas: En un robo a mano armada disparo en 30 ocasiones a su víctima.

la noticia decía que sospechaban que estuvieran en Miami, el ambiente estaba tenzo, los buscaban por aire, tierra y mar, y ofrecían una recompensa de $ 12,000.00 por cada uno.

Miles de llamadas eran recibidas por la policía, de personas que veían sospechosos cerca de sus vecindarios.

En nuestro ministerio orábamos para que Dios nos protegiera y que tuviera misericordia de los fugitivos.

Llego el día viernes por la noche, día de culto a nuestro Señor, había comenzado a llover, de los catorce miembros, únicamente habían llegado cuatro, ya era la hora de comenzar, salí a ver si aun venia alguien por la calle, y cerca de la entrada, estaban dos hombres, fumando, uno de ellos tenia una raqueta de tenis en su mano, eran desconocidos para mi, les invite a pasar al servicio y me dijo uno de ellos :

«Perdone pero no andamos bien vestidos y estamos fumando», yo les dije, no importa, pueden entrar así, terminen de fumar y luego entran.

Comenzamos el servicio, luego entraron los dos hombres, se sentaron y estuvieron muy atentos en el culto, al final hice el llamado pastoral para recibir a Cristo en su corazón, inmediatamente ambos, caminaron hacia el frente y oramos por ellos.

Ambos lloraron mucho por largo rato.

Al finalizar ellos pidieron hablar conmigo, me dijeron que venían de otro estado a trabajar y que tenían hambre.

Envíe a un joven a comprar dos platos de comida, y luego los despedimos con una oración.

En mi corazón, sentía algo muy extraño, jamas había visto unos ojos tan extraviados y una sensacion de tener frente a mi a dos personas tan necesitadas de compasión y misericordia.

Llego el día sábado, y la ciudad continuaba bajo tensión, buscaban casa por casa a los fugitivos y recomendaban máximas medidas de seguridad.

Cuando llego el día domingo, dieron la noticia que habían capturado a dos fugitivos y uno de ellos, tenia una raqueta de tenis en su mano.

Quede impactado ante la noticia, caí inmediatamente de rodillas, no podía creer que mis manos estuvieron sobre las cabezas de ambos, los había abrazado fuertemente, les di comida y también el evangelio de salvación, ambos eran terribles asesinos que habían recibido a Cristo en su corazón.

Luego de una semana, recibí una carta desde la prisión, me la envió José, en donde me decía:

» hermano José Luis, yo no sabia para que me había escapado de la cárcel, pero ahora si lo se, porque me escape para recibir a Cristo en mi corazón «

José Luis G.

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