Temas Cristianos – La batalla de la vida

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La batalla de la vida

Nosotros no somos estoicos, que soportamos todo con resignación.

Yo no he pretendido creer en esa doctrina filosófica. En ningún momento.

Se debe luchar por el bienestar y la felicidad. Esa debe ser una lucha sin cuartel y nunca rendirse.

No obstante, lo que quiero decir es que el hombre hace sus planes y trata de ejecutarlos, pero el resultado de los mismos depende de Dios, no del hombre. Existe un sin número de imponderables, de factores y de variables que intervienen en el proceso de la vida, que no le permiten al hombre tener todo bajo control.

Así las cosas, a veces el resultado es el que queríamos pero a veces no. Eso es inevitable y los hechos así lo demuestran. Nadie puede lograr todo lo que quiere. Eso es, simplemente, imposible. Y cuando algo es imposible ya no es un problema. Un problema, por definición, es aquello para lo cual existe una solución. Un imposible solo un milagro de Dios puede resolverlo.

Por lo tanto, está muy bien luchar por todo lo que queremos con todas nuestras fuerzas. Pero debemos tener claro: esa batalla, así como puede ganarse, puede perderse. Y debemos saber cómo actuar cuando se pierde. En realidad uso la palabra perder, para hacerlo desde el punto de vista humano y material. Porque desde el punto de vista espiritual, que es el que interesa, la tal pérdida no existe, ya que Dios ha dicho que «todas las cosas ayudan para bien a los que le aman».

Yo me imagino esta lucha como la que da un boxeador en un cuadrilátero. Se prepara y se esfuerza al máximo para la pelea. Pero esa pelea puede ganarse o perderse. Así vemos cómo en el onceavo round un boxeador puede que sienta que ya no da más. Que simplemente no puede continuar peleando. Que todo está perdido. Y entonces alguien tira la toalla. Y la pelea se pierde.

Usted y yo, de igual manera, en esta batalla de la vida, estamos en la misma condición.

Usted puede hacer todo lo que está a su alcance para lograr algún objetivo en particular, cualquier objetivo. Pero puede ser que después de una lucha intensa en la cual se hayan agotado todos sus esfuerzos y posibilidades, llegue, al igual que ese boxeador, a no tener más remedio que tirar la toalla. Aunque no olvidemos que Dios puede resolver cualquier imposible. Pero lo hará de acuerdo a su sabiduría, voluntad y señorío.

Al tirar la toalla ¿qué vamos a hacer?

Yo veo solo dos opciones, no más:

1- revelarse. No aceptar los hechos. Lamentarse. Golpear el viento con los puños cerrados. Enojarse. Llenarse de ira. De rencor. De soberbia y convertirse en una persona triste, solitaria y amargada.

2- deponer el orgullo y la soberbia. Arrodillarse ante el Dios todo poderoso, nuestro creador, y aceptar su voluntad y pedirle ayuda ya sea para que él haga un milagro en nuestra vida y resuelva el asunto de acuerdo a nuestros deseos, o nos dé las fuerzas y la sabiduría para aceptar esos hechos sin amargura y con agradecimiento a ese Dios que es todo amor.

Pregunto, tenemos nosotros o cualquier otro ser humano, una mejor opción?

Que dios les bendiga,

Jorge segura

1 COMENTARIO

  1. SI, LO MEJOR ES RENDIRNOS POR COMPLETO BAJO EL GOBIERNO Y SEÑORIO DEL SEÑOR JESUCRISTO. SIEMPRE SERA LA MEJOR OPCION. BENDICIONES.

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