El Hermano Pablo – CUANDO EL SUBMARINO SE HUNDE

Hermano-Pablo
CUANDO EL SUBMARINO SE HUNDE
por el Hermano Pablo

Llevaba allí cuarenta y nueve años, casi medio siglo, descansando sobre blandas arenas, recostado sobre un flanco en medio del silencio y de la oscuridad. Dentro de él estaban los cuerpos de cincuenta marinos alemanes: la tripulación completa.

¿Qué era? Un submarino alemán de 80 metros de eslora, identificado como U-1226. Fue hundido en acción de guerra frente a las costas del Canadá, y fue descubierto casi medio siglo después. Lo halló el buceador Edward Michaud el 5 de junio de 1993.

El submarino debió de haber sufrido uno de los tantos dramas del mar que en su caso se tradujo en tragedia. Navegando frente a la costa atlántica del Canadá, fue cañoneado en octubre de 1944. Se hundió lenta e irremisiblemente, transformándose en la sepultura de sus cincuenta tripulantes. Pronto lo rodearon el silencio, la oscuridad y la eterna calma del fondo de los mares.

Fue un final trágico para esos cincuenta hombres. No hubo forma de salvarse. Eran prisioneros dentro del casco de acero que terminó siendo su sepultura. Así es la guerra, y así es la vida.

¿Qué hace uno cuando, aunque no se encuentre dentro de un submarino hundido, de todos modos se encuentra dentro de una situación adversa que parece tragárselo vivo? Ve uno, poco a poco, hundirse su vida en el mar de la desesperación, y no hay nada que puede hacer para detener el naufragio. ¿Qué hace uno? ¿A quién acude? ¿Hay alguna solución?

Probablemente la mayoría de nuestras adversidades tienen una causa humana y, por lo tanto, una solución humana. Gran parte del tiempo somos nosotros mismos los que provocamos nuestras tragedias. Volviendo sobre nuestros pasos podemos, muchas veces, hallar dónde y cómo comenzó nuestro mal. Y si en humildad nos despojamos de toda rebeldía y pedimos perdón a quien hemos ofendido, allí queda resuelto nuestro problema.

Sin embargo, otras veces parece no haber solución. Todas las puertas están cerradas y no hay escape. Es en esos momentos y para esas situaciones que tenemos que deponer nuestro orgullo y confesarle a Dios nuestra inhabilidad. La obstinación es nuestro enemigo número uno, ya que no nos deja encontrar a Dios. Y sin embargo, es Él quien puede librarnos del naufragio.

Humillémonos ante nuestro Creador. Dios nos ama. Él sólo espera escuchar nuestra oración. Digámosle: «Señor, te necesito. ¡Ayúdame, por favor!» De hacerlo así, Él nos rescatará.

3 COMENTARIOS

  1. son buenos para motivar la vida de las personas osea para subir el estado de animo tant q lo necesita el ser humano

  2. Amado hermano, recibe mis saludos y oraciones porque Dios nuestro Señor se siga revelando en tu vida y hogar aún mas de lo que hasta hoy haz vivido para que puedas continuar deleitandote del conocerle y amarle a El; junto con ello es mi oración que tu permitas de continuo que la bendición que ya él nos ha heredado en sus promesas escritas sigan fluyendo en tu vida. Le agradezco a nuestro Salvador por tu vida y por la labor y el llamado ante el cual no haz sido esquivo sino que habiendolo escuchado haz obedecido siendo asi un instrumento de bendición para el cuerpo de Cristo que es la Iglesia que esta en el mundo entero…cada uno de los cuales estamos unidos en un solo Espíritu que mora en nosotros y con nosotros…sigue adelante corriendo con paciencia la carrera que tenemos por delante, y desde aqui aún en la distancia cuenta con un amigo y servidor que valora lo que haces y mas alla de eso el porque y para quien lo haces…un gran abrazo y sigamos llevando el reino de DIOS al mundo… Gracias JamEs

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