DEVOCIONAL DIARIO – MI PAPA CELESTIAL ME CONSUELA

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A. ¿Qué son las tribulacionesí

Son crisis, conflictos, presiones. La presión de las circunstancias o la oposición de las personas, que nos generan sufrimientos.

Veamos algunos ejemplos:

  • Las tentaciones o acusaciones de Satanás o de las personas.
  • La rebeldía de los hijos que genera amargura en los padres.
  • Enfermedades.
  • Burlas y desprecios.
  • Sentirte un extraño en tu trabajo o en tu hogar, por tu fe en Cristo.
  • Dejarte vencer por ideas o sentimientos mentirosos.
  • La falta de trabajo. El dinero que no alcanza.
  • La incomunicación en la familia. El abandono.
  • La muerte de alguien querido.
  • Ser tratado injustamente.
  • Un examen mal rendido aún habiéndote preparado responsablemente.
  • La confianza traicionada.

Ana (1º Samuel 1), Job (Job 1, 2, 5:7), José (Gn.37 y 39), Daniel (Dn.1, 6), sus tres amigos (Dn.3), Pablo (2°Co.11 y 12), nuestro Señor Jesucristo, los héroes de la fe de Hebreos 11 y muchos más a lo largo de todos los tiempos, tuvieron presiones.

¿Estás atravesando en estos momentos alguna crisisí

¿Cómo reaccionas a ella?

B. Consolados por el Padre.

Todos, en algún momento de nuestras vidas atravesamos alguna crisis.

¿Qué hace Dios en esas tribulacionesí

¿Para qué Dios nos consuela cuando nosotros tenemos tribulacionesí

¿Y por medio de qué podemos consolar a los que están en tribulación?

Nuestro Papá celestial no nos promete una vida sin presiones, pero sí nos promete su consolación en medio de todas ellas. ¡Esto es extraordinario!

Por lo tanto, en vez de vivir la crisis con desesperación y angustias puedes enfrentarla como el medio utilizado por Dios para que recibas algo nuevo, algo que no conocías y que te bendice: Su Consolación (2º Co.1:3-4).

Esto no es masoquismo cristiano (disfrutar el placer de sufrir, o sufrir por sufrir).

Significa que aproveches los tiempos de crisis como oportunidades para tú bendición, para tú madurez, para hacer ajustes en tu vida, para un mayor conocimiento del Padre y de tú necesidad y dependencia de él.

La crisis me permite conocer al Dios de la consolación (2º Co.1:3) y su consuelo me capacita para consolar a los que están en tristezas.

¡Puedo compartirles a ellos la consolación que yo recibí del Padre!

El Padre está por encima de todas las presiones y tú esperanza puesta en él te traerá un fuerte consuelo (Hb.6:18).

Además te ha provisto del gran Consolador, el Espíritu Santo, que esta en tú interior para ayudarte, consolarte y animarte.

Jesús experimentó nuestras presiones y el poder de su vida está en nosotros para enfrentarlas, vencerlas y ganar en consolación, para consolar y bendecir a otros (2°Co.1:5-6, 2° Tes.2:16-17, 2° Co.12:9-10, Ro.8:35-39).

Por Edgardo Tosoni

Publicado para www.DevocionalesCristianos.org

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