Devocional – Un Fiel administrador

devocional-fiel-administradorDevocionales – Un Fiel administrador

El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel: y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Pues si en las malas riquezas no fuisteis fieles. ¿Quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro? Lucas 16: 10-12

Estudié esta parábola dos semanas enteras y casi me iba a rendir porque no alcanzaba a comprender que quería decirme el Señor con esta parábola tan profunda, pero mejor dejé la hermenéutica para los entendidos y me contenté mucho con lo que mi Padre me enseñó y que ahora les comparto.

«Jesús contó otra parábola a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador a quien acusaron de derrochar sus bienes. Así que lo mandó a llamar y le dijo: «¿Qué es esto que me dicen de ti? Rinde cuentas de tu administración, porque ya no puedes seguir en tu puesto.»

La parábola del administrador astuto nos deja ver a un mayordomo al que se le encargó de todos los negocios de un hombre rico; pero este gerente o apoderado de bienes ajenos aprovechó el poder que se le confió y «derrochó» el dinero ajeno. Lo primero que me llamó la atención fue que la palabra que usó Jesús para referirse al pecado de aquel gerente fue la misma con la que calificó el pecado del hijo prodigo, ambos «dilapidaron, derrocharon, despilfarraron y desperdiciaron» algo que se les dio como una gracia inmerecida. Es muy fácil leer esta parábola y juzgar a este mal individuo, pero toda la Palabra para mi, esta puesta en resaltador con verde fosforescente cuando Dios quiere que me de cuenta de los pecados que cometo. ¿Cuántas oportunidades te he dado para que te vaya bien? ¿Cuántas veces te he mostrado lo correcto y me has obedecido? ¿Qué has hecho con el don que te di? ¿Dónde escondiste el talento con el que te adorné? ¿Quién te dijo que podías usar mi gloria para tu vanagloria? ¿Cuándo te vas a cansar de desperdiciar algo que no te pertenece?


Los que servimos a Dios en la obra, es decir en medio de su casa, entre los miembros que la conforman, predicando, aconsejando, guiando y dando ejemplo, somos administradores de un don tan divino y santo que si nos olvidamos que NO nos pertenece corremos el peligro de ser hallados infieles. La fidelidad de una persona no se determina por la cantidad que se le confía, sino por el carácter que demuestra al usar lo que recibe.

Hace mucho tiempo atrás mi papá, me dio una gran lección cuando le dije que quería entrar al seminario y dedicar mi vida al ministerio. «Sabes muy bien, que con Dios no se puede jugar, ya no serás la misma cuando le des tu vida al Señor y a su Obra, te tendrás que olvidar de lo que necesitas, de lo que aspiras, de lo que te duele y encima nadie te lo agradecerá, vivirás para ellos, no tendrás amigos, sólo serán ovejas que cuidar y proteger, y pobre de ti que te quejes o te hagas la víctima, serás hallada infiel y no habrá nadie, por lo menos yo, no podré hacer nada por ti»

«Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.» 1 Corintios 4:1-2.

Dios quiere que seas un mayordomo fiel y por eso al contar esta parábola dice con exactitud que le dio la oportunidad al siervo, le dio el tiempo necesario para que este pudiera ordenar lo que había echado a perder.
Cuántas veces Dios te da la oportunidad de arreglar tus exabruptos, en mi caso, son incontables sus bondades, su gracia es abundante para perdonar, si eres un siervo de Dios, eres un encargado de administrar los misterios de Dios, debes demostrar que eres digno de confianza, pero que tu conciencia no te remuerda no significa que por eso quedas absuelto, recuerda que el que te juzga es el Señor y él siempre pone al descubierto las intenciones del corazón.

El único que debe alabar tu responsabilidad en la administración de la obra es Dios, no te alabes tu solo, cada uno recibe la alabanza que le corresponde. Sigue las reglas divinas, sujétate a la cabeza, nunca olvides que eres sólo un mayordomo, la cabeza es Cristo.

Ustedes deben considerarnos como simples servidores de Cristo, encargados de enseñar los planes que Dios tenía en secreto. Los que están encargados de alguna tarea deben demostrar que se puede confiar en ellos. A mí, en lo personal, no me importa si ustedes o un tribunal de justicia de este mundo se ponen a averiguar si hago bien o mal. Ni siquiera me juzgo a mí mismo. No recuerdo haber hecho nada malo, pero eso no significa que esté totalmente libre de culpa. Dios es el único que tiene derecho a juzgarme. Por eso, no culpen a nadie antes de que Jesucristo vuelva. Cuando él venga, mostrará todo lo que está oculto y lo que piensa cada uno.

Entonces Dios le dará a cada uno el premio que se merezca.

En realidad a este administrador no se le despidió sino que se le llamó para que rindiera cuentas, y como nos hace ver Jesús le dio la oportunidad, un poco de tiempo quizá ahora si iba a hacer lo correcto. Lo que hizo el administrador fue hacer un trato con todos los que le debían a su patrón, ellos no sabía que el gerente estaba en problemas, pero la oferta que le hizo el mayordomo astuto era demasiado buena. Redujo la deuda, quizá para que le paguen más rápido, total el resultado final fue que su patrón se complació.

El administrador astuto fue como las personas del mundo, no como los hijos de la luz, porque entendía a su patrón, sabía que para él era importante quedar bien, y claro que lo dejó bien con todos los deudores. Pero los fariseos de la ley no podían entender a Dios puesto que despreciaban a los pecadores. En esta parábola Jesús no estaba elogiando la falta de honradez, más bien, estaba tratando de que sus discípulos vieran la similitud. El mayordomo sagaz hizo que su patrón se viera bien, Jesús quería que los hijos de la luz hagan que Dios se vea bien.

«Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz.» Lucas 16:8


Los fariseos estaban más preocupados por verse bien ellos que olvidaron que Dios es gracia, amor, misericordia, bondad y perdón:

«Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él. Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.»


Hoy puede haber muchos fariseos pululando por las Iglesias derrochando los tesoros de Dios sin temor, él nos llamará a cuentas, seamos fieles queridos siervos, seamos fieles queridos consiervos, seamos buenos administradores de la gracia de Dios.

Su consierva y hermana por la Gracia de Cristo Jesús:

Betsabé Martha Vílchez de Bardales

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