LOS CRISTIANOS Y LA FE (Devocional)

el-sexto-sentido-la-feLA FE DE LOS CRISTIANOS

«Vuelve a casa, que tu hijo vive, le dijo Jesús. El hombre creyó lo que Jesús le dijo, y se fue.» Juan 4:50 (NVI)

Juampi y Connie son como su papá. Les encanta el chocolate. Así que de vez en cuando, llevo para después de comer algunos chocolates. Me di cuenta que se hizo una rutina cuando después de comer, ambos a dúo me preguntan: Pa, ¿hay postre? Entiéndase postre como chocolate, porque se come después de la cena. Obviamente no siempre compro chocolate, por lo que cuando no tengo, la respuesta simplemente es: Hoy no compré, pero mañana traigo. Ellos preferirían el chocolate, pero confían que al día siguiente lo van a tener. Y se quedan tranquilos. Eso es fe.

Este padre tenía a su hijo muy enfermo y a punto de morir. En tiempos sin internet, ni gps, ni celulares encontrar a una persona era un tema complicado, mucho más si era un maestro itinerante. Este hombre escuchó que Jesucristo estaba cerca y salió a buscarlo. Un día de camino más tarde lo encontró en la ciudad de Caná de Galilea. Fue a su encuentro directo y le suplicó que baje con él hasta su casa para sanar a su hijo. La fama del Señor Jesús había trascendido las fronteras y todos sabían que era capaz de hacer cualquier tipo de milagro.

Pero la respuesta de Cristo tomó desprevenido a este hombre. Volvé a tu casa, que tu hijo vive. Jesucristo no iba a acompañarlo. Lo mandaba de vuelta sin hacer nada, ninguna invocación, ningún pase mágico, ninguna pócima de sanación. Si volvía a casa y no había pasado nada tendría que ver morir a su hijo o salir a buscar de nuevo a Cristo para que cumpla su palabra. Pero estaría perdiendo mucho tiempo y no tenía garantías de encontrarlo nuevamente.

Pero Juan acota esta frase célebre. El hombre le creyó a Jesús y se fue. ¡Un día de camino se estuvo torturando este padre desesperado para saber que es lo que había pasado con su hijo! No podía llamar, ni saber como estaba. Cuando finalmente llegó, supo que Cristo lo había sanado cuando Él dijo, el día anterior. Su fe no había sido en vano. Había confiado en Jesucristo, y no salió defraudado.

Tal vez hoy estás caminando de vuelta y todavía no viste el milagro de Jesús. Tranquilo, Él jamás defrauda. Vas a ver cuando llegues.

REFLEXIÓN — Podés confiar tranquilo en Jesucristo.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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