En el Mundo, pero no del Mundo

En el Mundo, pero no del Mundo

La amistad del mundo es enemistad contra Dios. Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo,
se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:4.

Resplandecéis como luminares en el mundo;asidos de la Palabra de vida. Filipenses 2:15-16.

El apóstol Juan se dirige a jóvenes cristianos que crecieron en la fe. Son fuertes porque la Palabra de Dios permanece en ellos y ellos vencieron al maligno (1 Juan 2:14- 17). Sin embargo, el apóstol les advierte de un peligro que hay en su camino: el mundo, ese ambiente dirigido por Satanás con sus múltiples atracciones, puede constituir una traba en su vida cristiana y hasta conducirlos al naufragio. “Las cosas que están en el mundo” despiertan los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida. Por esto Satanás arrastró a Eva al pecado del huerto del Edén. Génesis 3:6 dice: “Vio la mujer que el árbol era bueno para comer (codicia de la carne), y que era agradable a los ojos (codicia de los ojos), y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría” (vanagloria de la vida).

Los cristianos están en el mundo (Juan 17:11) mediante el nacimiento natural; mediante el nuevo nacimiento ya no son del mundo, pero son enviados al mundo por Jesucristo para estar en él como Él lo estuvo (Juan 17:16,18). Él había venido al mundo para la salvación de la humanidad.

La fuerza para vencer al diablo y a nuestra concupiscencia a la vez nos será dada si obedecemos a Jesucristo. Así no amaremos al mundo enemigo de Dios, sino a la humanidad que Dios tanto amó.

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