Reflexiones – Activos… ¿en Qué?

Reflexión – Activos… ¿en Qué?

«… y serás bendición» (Génesis 12:2).

Un niño, en conversa con su tío, pregunta: «Tío Carlos, ¿cuántos miembros existen en su iglesia?» «Veinte», contestó
el tío. «¿Y todos son activosí» preguntó nuevamente el niño. El tío concluyó: «Sí, son muy… muy activos — diez de
ellos están siempre creando confusión y los otros diez están me estan dejando los cabellos blancos.»

Nuestra anécdota, que sirve de ilustración para esta pequeña reflexión, nos lleva a pensar sobre nuestro comportamiento, no solo en la Congregación que nos reunimos si no también como en todas las relaciones que tenemos con las demás personas. ¿Qué piensan de nosotros las personas con quiénes vivimosí ¿Y los amigos del trabajo o de la escuela? ¿Y las personas con quienes convivimos en el día a día?

Muchas veces somos conocidos como alguien «que solo creaba problemas y trastornos». Y no son raras las veces que todos se alejan de nosotros para evitar enfados. Decimos que somos luz pero estamos siempre apagados. El Señor espera que seamos como la «sal de la tierra» pero somos insípidos, desagradables, antipáticos.

Y si eso es verdad en nuestras vidas, ¡está en la hora de  un cambio! Somos escogidos de Dios; fuimos enviados
para bendecir a todos; estamos en el mundo para animar los corazones, para sonreír para los desalentados, para sembrar fe donde hay desesperanza.

Necesitamos, sí, ser activos en la obra de Dios. Pero, no como las figuras de nuestra historieta. Debemos ser activos
en el amor, en la comprensión, en la humildad, en la simpatía, en el propósito de fortalecer las almas de los
aflijidos y angustiados.

Es necesario que seamos activos, no apenas en la iglesia, si no en todo en la vida. Es eso lo qué el Señor espera de
nosotros. Es eso que esperamos ser en Él.

¿Usted a sido activo? ¿En qué?

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