La Fidelidad de Dios

La Fidelidad de Dios es para siempre

«Pero Sión dijo: El Señor me ha abandonado; el Señor se ha olvidado de mí.» Isaías 49:14

El pueblo de Israel estaba atravesando un tiempo complicado, de privaciones, problemas y angustias. Las dificultades se acumulaban y escaseaban las soluciones. Los tiempos de bonanzay felicidad parecían muy lejanos. Todo era gris y sin esperanza. Miraban a su alrededor y la situación no mejoraba. Al contrario, parecía empeorar.

Y frente a esta realidad que no podía ser discutida, se instaló un pensamiento que tenía su razón de ser. Dios se había olvidado de ellos. No podían entender como era posible que Dios los tuviera presente si estaban tan mal. ¿Acaso Dios no era justo? ¿Acaso no había elegido a Israel como su pueblo escogido? ¿No era Judá la niña de sus ojosí Si esto era así, ¿por qué los había abandonado?

Lo notable es que Isaías escribe el pensamiento de sus conciudadanos en medio de las promesas divinas de prosperidad, paz y bienestar del nuevo milenio. A pesar del castigo que les estaba dando, la fidelidad de Dios y su amor supremo mantenían la seguridad de la bendición futura y prometida. Y les recuerda que a pesar de lo complicado de su presente, Dios siempre mantiene el control y su fidelidad no decae.

Hoy puede ser que te sientas abandonado, que los problemas sean muchos, que la felicidad te esquive. La realidad siempre es dura y no puede ser modificada (aunque lo deseemos). Y es posible que el diablo haya introducido en tu pensamiento esta misma vieja idea de los israelitas. Con tanto problema que estoy viviendo, es seguro que Dios se olvidó de mi. Y para ese pensamiento sin fundamento, Dios vuelve a levantar su bandera del amor y de la fidelidad.

Es posible que lo que hoy te duele no se modifique, y que te siga haciendo mal. Pero hay algo que no cambia. La fidelidad de Dios no se altera por tus estados de ánimo. Y su amor no mengua según los problemas de la vida. Hoy Dios vuelve a confirmar su amor indiscutido para vos. Y a recordarte que te ama como a la niña de sus ojos. No sos uno mas para Dios. Sos especial. Y Dios no se olvida.

REFLEXIÓN — No te equivoques al pensar.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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