DEVOCIONAL DIARIO – DEDO HERIDO

Devocional – Dedo herido

El cuerpo humano está compuesto de muchas partes, pero no todas ellas tienen la misma función. Algo parecido pasa con nosotros como iglesia: aunque somos muchos, todos juntos formamos el cuerpo de Cristo. Dios nos ha dado a todos diferentes capacidades, según lo que él quiso darle a cada uno. Por eso, si Dios nos autoriza para hablar en su nombre, hagámoslo como corresponde a un seguidor de Cristo. Romanos 12:4-6.

Fue un domingo que salimos de la Iglesia y nos dirigimos a un solicitado restaurante, teníamos mucha hambre y por eso todos nos bajamos presurosos para que nadie nos gane la mesa que habíamos separado, yo fui la primera en salir, me cercioré con la azafata que nuestro lugar estaba separado y corrí a la camioneta a decirles que se apresuraran, en eso, mientras veía que todos salían casi uno sobre otro del carro, alguien cerró la puerta… pero con mi dedo dentro.

Al principio no tuve dolor, sólo llegué a escuchar el sonido de la puerta cerrándose y un clic que sonó como si algo se rompiera, en eso recién sentí dolor, mi pobre hija abrió la puerta saqué mi mano y sin mirar lo que había sucedido, me agarré el dedo y les dije que todo estaba bien: «No se preocupen no me duele tanto»; pero no bien dije esto, mi esposo gritó: ¡Oh no, hay que llevarte de emergencia! Cuando dijo esto, parece que recién miré mi mano ya que todos la miraban espantados y al igual que una película de terror, de ella salían chorros y chorros de sangre.

Todavía mi dedo sigue «convaleciente», nunca pensé cuán importante es él, recién cuando lo necesité alcancé a vislumbrar su importante función como miembro. Lo malo de este accidente es que un dedo con una uña extirpada no se ve muy estético y parece tonto, pero a al principio cuando me lo curaban no quería ni verlo porque me provocaba llorar, ver lo feo que se ve. Entonces Dios me dio una lección, todos los miembros que conforman el cuerpo son únicos y vitales, pero si uno de ellos peca, se aparta, se enferma, o simplemente se «enfría», no significa que ya no sea parte de mí.

He intentado esconder mi dedo con vendas y gasas, he tratado de esconderlo porque su apariencia no es grata a mis ojos, y sin embargo lo requiero tanto, que he decidido cuidarlo mejor, es que lo necesito.

Hay algunos miembros que un día deciden salirse del cuerpo que es la iglesia, primero se apartan solos, se sienten enfermos, quizá no apreciados, otros, demasiados cargados, pero también hay miembros que un día deciden por su propia cuenta ya no funcionar, quieren permanecer pegados al cuerpo, pero inertes, creyendo que lo importante es seguir dentro aunque inactivo.

Tengo muchos años en el ministerio y podría contar cuántos tipos de miembros he conocido, pero yo quiero hacerte notar que estos días estuve intentando esconder mi dedo feo, no lo quiero cortar de mí, lo necesito mucho y por eso le he pedido a Dios, que nunca más mire con vergüenza a algún miembro que esté enfermo, frío o simplemente indiferente, más bien debo mostrarle amor, porque él o ella son valiosos para que el cuerpo funcione bien, Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros en su Iglesia, la esposa de Jesucristo.

La iglesia de Cristo es como el cuerpo humano. Está compuesto de distintas partes, pero es un solo cuerpo. Entre nosotros, unos son judíos y otros no lo son. Algunos son esclavos, y otros son personas libres. Pero todos fuimos bautizados por el mismo Espíritu Santo, para formar una sola iglesia y un solo cuerpo. A cada uno de nosotros Dios nos dio el mismo Espíritu Santo. El cuerpo no está formado por una sola parte, sino por muchas. Si al pie se le ocurriera decir: «Yo no soy del cuerpo porque no soy mano», todos sabemos que no por eso dejaría de ser parte del cuerpo. 1 Corintios 12:11-15.

Amemos a cada miembro, todos somos parte del cuerpo de Dios.

Martha Bardales

1 COMENTARIO

  1. Es muy hermosa esta reflexión. Hay un corito cuya letra es la siguiente: Amados, amemonos unos a otros, porque el amor es de Dios y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no es de Dios, porque Dios es amor, Dios es amor, amados, amemonos unos a otros.
    El amor todo lo puede, y como parte del propósito que Dios tiene con cada uno de nosotros, también tenemos que amar a nuestro prójimo y velar por él como si fuera uno mismo. Si alguien está triste y decaído que no se quede ahí, ni ignorarlo, pues para eso estamos nosotros como hermanos en Cristo que somos para ayudarnos y apoyarnos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí