Los Cristianos y su semblante

El Semblante de los Cristianos

«Entonces el Señor le dijo: ¿Por qué estás tan enojado? ¿Por qué andas cabizbajo?» Génesis 4:6

Dios había aceptado la ofrenda de un becerro que Abel le había entregado fruto de su trabajo y esfuerzo. Pero había rechazado la ofrenda de frutas que Caín había cosechado con tanto esfuerzo. Sembrar y cosechar es más trabajoso y cansador que cuidar vacas, Caín había hecho un gran sacrificio para darle a Dios lo mejor que podía conseguir, y se sentía frustrado.

La historia la conocemos. El enojo de Caín se cristalizó en el primer asesinato de la historia de la humanidad. Y mató a su hermano. ¿Fueron actos simultáneosí Definitivamente no. Es impensado que alguien mate a su propio hermano por estar enojado. Sin embargo Caín lo hizo. Es que su enojo fue creciendo y supurando hasta convertirse en odio. Y sus razonamientos comenzaron a justificar lo que estaba planeando.

No creo que Caín haya conversado este tema con nadie. Si lo hubiera hecho, tal vez el final de la historia hubiera sido otro. Pero no había muchos con quien poder hablar. Así que Caín continuó con su monologo interno incrementando y alimentando su enojo, dolido por las injusticias sufridas y encontrando en Abel el culpable de todos sus males.

Tan evidente era el malestar de Caín que Dios mismo le dice que su enojo se veía en tu cara. Ya no le interesaba disimular, quería dejar bien claro que estaba molesto y no se esforzaba por ser agradable. El enojo de Caín se volvió obsesivo e implacable. Y se cumplió la triste ley de las consecuencias. El malestar se nota en tu cara, porque primero afectó tu alma, porque antes entristeció tu espíritu.

La mala sangre de Caín primero cortó su relación con Dios, sus razones eran tan claras y obvias que no podía entender como Dios no actuaba para ayudarlo. Y como es mejor no cuestionar abiertamente a Dios porque es demasiado superior, el enojo se transfiere siempre a una persona.

Con la relación con Dios cortada, el enojo afecto su alma y modificó su ánimo. Andaba cabizbajo y triste, sin ánimo, decaído y derrotado; buscando venganza. Finalmente, todo lo que tenía adentro se notó en su rostro y fue evidente para todos.

El proceso del deterioro progresivo del enojo comienza desde adentro hacia afuera. Si ya es notorio en tu cara, es porque ya desgastó tu interior. La reconstrucción debe comenzar por tu espíritu.

REFLEXIÓN ¿Qué ven en tu semblante?

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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