Cristianos: La Fe Viene Por el Oír…

Cristianos: La Fe Viene Por el Oír…

 

Hay gente que oye y hay gente que no. Y si lo que estás esperando es empezar a vivir a lo grande, necesitás oír. Porque la fe viene por el oír, el oír la palabra de Dios y tenés que usar y hacer propia cada palabra que escuchás para que esas palabras que producen fe, crezcan.

La fe es un lenguaje de todos los días y cuando practicás este lenguaje todo se transforma porque la fe se incorpora en el problema o la situación que atravesás.

¿Estás listo para oír a Diosí Porque Él está dispuesto a hablarte. La fe viene por el oír, y el oír la Palabra de Dios.

Cuando hablamos de oír, hablamos en tiempo presente. Es decir, Pablo se refiere por el oír de hoy, y no, por el haber oído. La fe es hoy, es la certeza, es la convicción. La fe es ahora.

Hubo una mujer llamada María que supo cómo hacer crecer su fe. Ella había entendido el principio del oír. En cambio Mar­ta, su hermana, si bien amaba mucho a Jesús, cuando fue a su casa se puso a limpiar mientras que María, se tiró a los pies del Maestro para oír.

Ante esta situación, Marta se enojó y con bronca le dijo a Jesús: “Señor, decile a María que me ayude porque yo antes de oírte quiero tener la casita limpia”. A lo que Jesús le dijo: “Marta, Marta estás con mucha ansiedad, María eligió la mejor parte”. ¿Cuál era la mejor parte?

Oír…

Como María, nosotros también necesitamos oír y oír, para que así, nuestro nivel de fe crezca y nos traiga la victoria que esta­mos esperando. A mayor fe, mayor victoria.

El oír siempre es en el espíritu. Es captar la Palabra, tomarla y hacerla tuya. De otra manera sólo habrás escuchado almática­mente, te habrás emocionado un poco y la Palabra en ningún momento habrá penetrado en tu corazón y esto, ¡no te sirve!

El oír siempre es en el espíritu. Entonces… ¿Cómo me doy cuenta si estoy oyendo la Palabra? Por mi hablar.

La gente que oye fe, habla fe. Todo comienza por el oír.

Imaginá a una persona que se te acerca y te habla de un amigo tuyo y te dice: “No sabés lo que dijo de vos”. ¿Qué hiciste vos en ese momento? Oíste. Y tu fuente fue la persona que te hizo el comentario, y lo empezaste a pensar, lo empezaste a creer, y a confesar. Antes te llevabas bien con él, pero alguien te habló mal, y ahora lo que oíste, lo pensaste, lo creíste, y por ende, lo confesaste. Así funciona el oír. Por eso, sería bueno que en este momento te preguntaras: ¿qué estás oyendo? ¿A quién estás escuchando?

Dios va a levantar personas cuya fuente no será la gente, su fuente será Dios.

Determinate: “Al único que voy a oír, va a ser a Dios. Mi fuen­te es Él. Todo lo que oiga de Dios será lo que piense, crea y confiese, y todo lo que confiese, Dios me lo dará. Mi fuente no es el pro­nóstico del tiempo, ni el dinero, ni los noticieros. Mi fuente es Jesucristo. Mis oídos son sólo para Él”.

Dios nos va a enseñar cómo oír su voz, y para esto necesitare­mos tener ganas de aprender. Tenemos que apasionarnos por su voz. Porque siempre detrás de una gran victoria, puedo co­meter el mayor error de mi vida por no estar oyendo lo correc­to.

¡Buscá a Dios, Él siempre te estará hablando! Cuando no oímos a Dios, caminamos solos nuestras batallas. Dios nunca perdió una batalla, pero Dios no está en todas las batallas… No cierres tus oídos a Dios.

Un mentor le dijo a su discípulo: “Si obedecés a Dios, Él te puede dar mucho más de lo que perdiste”. Dios puede darte mucho más de lo que vos pagaste si sabés oír al Espíritu Santo de Dios. “¿Perdiste tu casa?” Jesús te puede dar una casa mejor si sabés oír a Dios. “¿Perdiste un hijo en la droga?” Jesús te lo puede devolver mejor que antes si sabés oír a Dios.

Oír y obedecer. No es oír y seguir haciendo lo que quere­mos. Si Dios te sanó, pero después de esa sanidad vas a ir a con­sultar el tarot, no vas a ver grandes resultados. Por eso, tenés que aprender a obedecer la voz del Señor.

Extracto del libro “60 Principios de Fe”

Por Bernardo Stamateas

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