JESUCRISTO : LA PAZ OS DEJO, MI PAZ OS DOY

«LA PAZ OS DEJO, MI PAZ OS DOY; YO NO OS LA DOY COMO EL MUNDO LA DA.

NO SE TURBE VUESTRO CORAZÓN NI TENGA MIEDO»

 

Las armas, los cascos, los pertrechos de guerra yacen en el suelo inmóviles; ha estallado la paz. Alguien dijo que la paz es el silencio de los cañones. El escritor e historiador escocés Thomas Carlyle dijo también:»¿Paz?», el letargo de los brutos es paz también, como lo es la hedionda tumba. ¡Nosotros esperamos una paz viva, no una paz muerta! Y es que el hombre, desde sus comienzos, ha llamado «paz» a la ausencia de guerra.

pesar de ello, a veces sentimos que hay una guerra en nuestro interior que no se elimina con «tratados de paz» o con un «alto el fuego». Es la guerra más cruel en la que podemos vernos envueltos. Es la guerra de los deseos, de las insatisfacciones, de la vanagloria de la vida. Lo peor de esta guerra es que el enemigo somos nosotros mismos.


La persona que pronunció la frase que se cita como título de este artículo, la dijo a sabiendas de que horas después iba a ser injustamente asesinado. Sabía que las próximas horas de su vida iban a ser de amargura y dolor, y a pesar de ello en su alma había paz, no como la que ofrece el mundo -una paz egoísta y mezquina- sino auténtica paz pese a que en su entorno hubiese guerra. El sabía que con su muerte muchos hombres podrían declarar la paz a sí mismo, tal vez tu eres uno de ellos, sin engaños ni trucos. Créele; no se turbe tu corazón ni tenga miedo.


Para tí y para los hombres y mujeres de la historia del mundo, Jesucristo te ofrece su paz


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