Los Cristianos que fuimos rescatados

Los Cristianos que fuimos rescatados

«Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, al fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.» Romanos 6:4 (RVR)

El 5 de agosto del 2010 hubo un terrible derrumbe en la mina San José en Chile. Y 33 mineros quedaron atrapados a 700 metros de profundidad. Las probabilidades de rescatarlos vivos eran escasas. La distancia era demasiado grande y las herramientas para perforar la roca no eran suficientes. A pesar de tantos inconvenientes, 69 días después del derrumbe, el primero de los mineros salía a la superficie. Y los 33 fueron rescatados sanos y salvos. ¡Un verdadero milagro!

Un año después de la tragedia en un programa radial Franklin Lobos, uno de los 33 mineros hacía este comentario: Volví a vivir. Y aprendí a corregir errores que antes cometía con habitualidad. Sigo trabajando, mantengo mis responsabilidades, pero mejoré mucho el trato con mi familia. Aprendí a disfrutar de mis nietos, a mostrar mis sentimientos, a divertirme en las reuniones familiares. Pensar que estaba muerto y ser rescatado me dio una segunda oportunidad y no quiero desaprovecharla.

Mientras escuchaba a este duro minero hablar con el corazón en la mano, no pude menos que compararlo con mi vida. Él estaba disfrutando cada segundo que tenía, porque sabía que vivía de regalo. Al igual que él, nosotros también fuimos rescatados. Estábamos sepultados y condenados a una muerte segura. No teníamos esperanza de ser rescatados.

Sin embargo, Jesucristo hizo de nexo y bajó a buscarnos. Él dio su vida para que pudiéramos ser salvados y nos abrió la puerta a la libertad y a una vida plena. Nos dio una segunda oportunidad. Nos dio la posibilidad de conocer otra vida.

Y muchas veces me encuentro quejándome, enojado, molesto, o preocupado por situaciones de la vida; que me quitan la paz y la posibilidad de disfrutar. En vez de aprovechar cada minuto como si fuera un regalo especial, vivo amargado por conflictos, presionado por la rutina, acorralado por las obligaciones. Y lejos de vivir una vida abundante y feliz, estoy enroscado en problemas cotidianos.

¡Cuánto aprendí de Franklin y su capacidad de disfrutar de su nueva vida! Cristo nos rescató para vivir una nueva vida, plena y espiritual. Pero a veces vivimos como si estuviéramos encerrados en la mina de nuestra vida.

REFLEXIÓN – ¡Viví como un rescatado! Disfrutá cada momento.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí