LOS CRISTIANOS Y LA CONFIANZA EN DIOS

LOS CRISTIANOS Y LA CONFIANZA EN DIOS

«Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación.» Salmo 13:5 

David no la estaba pasando bien. Había algo que le dolía en el alma. No sabemos a ciencia cierta exactamente cual era su problema, pero de algo podemos estar seguros. Ese tema lo angustiaba en sobremanera. Es una conducta habitual del ser humano dolerse por sus inconvenientes. Nos cuesta mucho poder entender lo que le pasa al otro, pero somos muy detallistas para identificar y comentar las cosas que nos duelen.

Tal vez hoy te sentís igual que David, defraudado por no haber obtenido lo que esperabas, fracasado por no haber alcanzado tu objetivo, triste por las falta que no se remedian, vacío por las ausencias que quedaron en tu vida, dolido por los que te fallaron, ansioso por las respuestas que aún no recibiste. Y todo eso te genera angustia y dolor en tu corazón.

Quien diga que nunca se sintió así, miente. Porque todos pasamos por una situación similar, y los sentimientos son bastante comunes. La consecuencia es que comenzamos a dudar del amor de Dios. Ya que nos planteamos que si Dios fuera tan bueno y nos quisiera tanto podría solucionar el problema que tanto nos afecta. David también tuvo este pensamiento. Cuestionó a Dios por la injusticia que estaba padeciendo y reclamo una respuesta al silencioso Dios que aparentemente solo lo miraba sin reaccionar.

Y en su peor momento de duda, puede escribir esta afirmación increíble. A pesar de toda su angustia, David confiaba en Dios. Más allá de sus dudas, de sus frustraciones, de sus temores, de sus zozobras, David podía confiar en la fidelidad de Dios y sostener que Dios había sido fiel, que su amor era grande, y su misericordia no menguaba.

Hoy David nos desafía a tener la misma actitud. Es fácil mirar los problemas propios y elevar una queja al cielo. Seguramente podrá ser justificada y hasta lógica. Pero no suma. Es un argumento falaz del diablo para que nos alejemos de Dios. David nos recomienda confiar en Dios, y para hacerlo hay que conocerlo.

Más allá de tus tristezas y problemas, el amor de Dios es incuestionable y permanente. Nada lo invalida. Revisá tus conceptos de la Persona de Dios para reafirmar su calidad eterna. Dios siempre es amor.

REFLEXIÓN – Podés confiar en Dios.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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