Pregunta Cristiana: «¿Qué es la Teología del Pacto y es bíblica?»

¿Qué es la Teología del Pacto y es bíblica?

Pregunta Cristiana: «¿Qué es la Teología del Pacto y es bíblica?»

Respuesta: La Teología del Pacto se basa en la teoría de que Dios tiene un solo pacto con el hombre (el pacto de la gracia) y sólo un pueblo, representado por los santos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento – un pueblo, una iglesia, y un plan para todos. Estas creencias requieren que los adherentes de la teología del Pacto interpreten la profecía de una manera no literal. El dispensacionalismo, por otro lado, es un sistema de teología con dos distintivos primarios: (1) una interpretación constantemente literal de las Escrituras, especialmente la profecía bíblica, y (2) una distinción entre Israel y la Iglesia en el programa de Dios.

Los que afirman la teología del Pacto creen que hay, y siempre ha habido, un solo pueblo de Dios. Ellos creen que Israel era la Iglesia en el Antiguo Testamento, y que la Iglesia es Israel en el Nuevo Testamento. Las promesas de una tierra, muchos descendientes, y bendición para Israel en el Antiguo Testamento han sido “espiritualizadas” y aplicadas a la Iglesia en el Nuevo Testamento por la incredulidad de Israel y el rechazo de su Mesías. Los que sostienen la Teología del Pacto tampoco interpretan la profecía en un sentido normal. Como ejemplo, en Apocalipsis 20, el reino de Cristo de mil años es mencionado. La Teología del Pacto diría que el número 1,000 es simbólico y realmente no significa 1,000 años literales. Ellos dirían que estamos en el Milenio ahora mismo, que el reino de Cristo con Sus santos está en efecto en el cielo ahora mismo, y que el período de 1,000 años es simbólico, empezando con la primera venida de Cristo y terminando cuando El vuelva.

Hablando del punto de vista de las Escrituras, la Teología del Pacto está equivocada tanto en su concepto de Israel como en su forma de interpretar la profecía. El método correcto para interpretar la Escritura es por leerla en un sentido normal. A menos que el texto indique que esté usando alguna clase de lenguaje figurativo, éste debería ser entendido literalmente. Cuando la Escritura habla de Israel, no está refiriéndose a la Iglesia, y cuando habla de la Iglesia, no está refiriéndose a Israel. Dios tiene un plan para Israel y otro para la Iglesia. Además, con referencia a la profecía, todas las profecías que han sido cumplidas fueron cumplidas literalmente, y no figurativamente. Cristo cumplió literalmente las profecías del Antiguo Testamento acerca del Mesías cuando Él vino hace 2,000 años atrás. No hay razón de pensar que las profecías no cumplidas deberían ser entendidas en un sentido figurativo. Como la del pasado, la profecía futura se cumplirá literalmente en el futuro.

En Romanos 11:1, Pablo considera la pregunta del futuro de Israel y la contesta definitivamente: “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera.” El resto del capítulo hace claro que Israel ha sido “endurecido” o temporalmente puesto a un lado “en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles” (Romanos 11:25). Israel no llegó a ser la Iglesia; de hecho, la Iglesia ha sido “injertada en” (v. 17) la raíz de la familia de Dios, creando un solo cuerpo de dos, aunque se mantienen separados en origen, pero unidos en la fe. Si la Iglesia reemplazara a Israel, la imagen sería de un árbol (Israel) desarraigado y reemplazado por otro (la Iglesia). Pero la imagen de una rama injertada en el árbol es perfectamente clara. Este es el “misterio” del cual habla Pablo en el versículo 25. Un misterio en el Nuevo Testamento se refiere a algo previamente no revelado, y la idea de otro grupo de gente llegando a ser el pueblo escogido de Dios era desconocida a los judíos en aquel tiempo.

¿Desechará Dios a Su pueblo Israel? No, Dios no desechará a Su pueblo. Al contrario, el versículo 25 y lo que sigue dice, “Dios salvará a Su pueblo”. En algún momento futuro, “Vendrá de Sión el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad.” Aquí vemos la promesa de Dios a Su pueblo escogido de su restauración futura. ¡Qué plan tan glorioso! No me extraña que la contemplación de esto hizo que Pablo fervientemente proclamara, “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” Dios es fiel, Él es misericordioso, y Sus planes son perfectos, y algún día, tanto judíos como gentiles adorarán al Señor Jesucristo como un solo cuerpo.

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