El amor de Dios en los hermanos

Amor de Dios es amorEl amor de Dios en los Cristianos

«Por amor de mis hermanos y mis compañeros, diré yo: la paz sea contigo. Por amor a la casa de Jehová nuestro Dios buscaré tu bien.» Salmo 122:8-9 (RVR)

Estuvimos compartiendo un campamento con hermanos de Mendoza, San Juan y San Luis en Verónica. Solo nos conocíamos por mail y expectativa de encontrarse con un grupo desconocido para compartir siete días es inquietante. Sobre todo por la duda de saber porqué estos hermanos iban a viajar más de 1500 kilómetros dejando el paisaje más bello de Argentina, al tener a la Cordillera de los Andes en su casa, para venir al medio de la pampa húmeda de Buenos Aires, que no tiene más que pasto y árboles.

Cuando llegamos fuimos recibidos con el amor de los hermanos del interior, tan franco, tan sincero, tan amable que sorprende. Y en esa confianza, les preguntamos. Su repuesta sencilla fue: Estamos cansados de ver montañas, queríamos ver pasto y árboles.

Y estos cuyanos a quienes no conocíamos hicieron realidad el salmo. Por la misericordia y la gracia de Dios, ellos fueron nuestra bendición. Ellos buscaron hacernos el bien. Y aunque nos habían invitado para compartir la Palabra y serles de bendición a ellos, después de cada encuentro era yo quien salía bendecido y alentado por la comunión de estos hermanos.

Personas a las que jamás habíamos visto nos alentaban y sostenían, jugaban con Connie e integraban a Juampi en sus competencias. Nos hicieron parte de su campamento y tuvimos comunión. Y cada uno estaba involucrado e interesado en buscar el bien del otro. Más allá de las competencias, de los horarios apretados, de los juegos y de las diferencias culturales, en el campamento se vivía la gracia de Dios.

Y una vez más Dios me mostró por qué Él creó la Iglesia. Justamente para poder disfrutar de esta posibilidad de estar unidos con desconocidos y tener confianza y comunión. ¿Hace mucho que no tenés una experiencia similar? ¿Podés decir que en tu iglesia se vive este mismo espíritu?

Tal vez nos acostumbramos a vivir mirando los defectos ajenos, a criticar a los demás, a murmurar del hermano y a romper sutilmente la unidad, en lugar de actuar como Dios espera que actuemos. Que es la forma en que algunos mendocinos, sanjuaninos y sanluiseños saben vivir: buscando el bien del otro. Solo por amor a Dios.

REFLEXIÓN – Empezá hoy a buscar el bien ajeno.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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