Mensajes Cristianos – La Tenacidad Cristiana

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«No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, para ver si logro asir aquello para lo cual fui asido por Cristo Jesús.» Filipenses 3:12 (RVR)

Una semana antes de comenzar las clases, la integradora que iba a acompañar a Juampi todo el año lectivo, tuvo una mejor alternativa laboral y decidió renunciar. La habíamos contratado tres meses antes, para evitar problemas de último momento (que siempre aparecen). Así que durante cuatro días corrimos contra reloj para intentar conseguir a alguien.

Nada era inmediato, todos pedían tiempo para analizar el caso. La obra social me ofreció una institución que integraba alumnos con discapacidad motora y solicité un turno. Me atendió la responsable del organismo. Una psicóloga y psicopedagoga y combinamos un turno para entrevistarnos con Juampi.

Cuando llegamos nos hicieron esperar un poco en la recepción. El edificio tenía todas las rampas con goma para sillas de ruedas, un baño equipado perfectamente para discapacidad, ¡todo un lujo! Pero mi mayor sorpresa fue cuando pasamos a la oficina de la licenciada. Ella vino a recibirnos en su silla de ruedas a motor. Por una distrofia muscular y un problema en su espina bífida, la licenciada no tenía fuerza muscular, no podía levantar los brazos. Mucho menos empujar su silla de ruedas o escribir en un papel con una lapicera.

Sin embargo, era la responsable de una gran institución con un doble título universitario. A pesar de su cuerpo deformado por la enfermedad y de sus escasas posibilidades, esta mujer me dio una enorme lección y me dio un gran aliento. El esfuerzo y el trabajo que cotidianamente empleamos en Juampi, puede generar un futuro mejor para él, a pesar de sus dificultades.

Salimos muy conformes con Miri del encuentro y Juampi estaba pensativo. Él siempre fantaseaba con ser psicólogo o médico, pero le parecía un sueño muy lejano. Acababa de ver a alguien que está peor que él y que lo había conseguido.

Mientras manejaba de vuelta a casa, me acordé de este texto. Y de la facilidad con la que desistimos en serle fiel a Dios. No ponemos ningún esfuerzo, ningún sacrificio. No le ponemos voluntad. Por eso en lugar de mejorar, estamos estancados o involucionamos espiritualmente.

Si alguien te ve hoy, ¿se motivaría para ser un mejor cristiano? O tu conducta cotidiana es tan mediocre que elegiría seguir viviendo sin Cristo.

REFLEXIÓN – Que tu tenacidad espiritual marque la diferencia.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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