Guarda silencio Israel y escucha

Hombre escuchando Guarda silencio Israel y escucha

«Entonces Moisés y los sacerdotes levitas dijeron a todo Israel: ¡Guarda silencio, Israel, y escucha! Hoy te has convertido en el pueblo del SEÑOR tu Dios. Obedece al SEÑOR tu Dios y cumple los mandamientos y preceptos que hoy te mando.» Deuteronomio 27:9-10 (NVI)

Cuando yo era adolescente, en el escuela secundaria los chicos éramos bastante desordenados y como todo chico, predispuesto a hacer lío. Cuando la profesora no estaba en el curso y el maestro-auxiliar no venía, se convertía en una tierra de nadie y eso nos daba la libertad de desatar nuestros instintos de alumnos. Hacíamos bromas, jugábamos, gritábamos, entre otras cosas. Es algo que no ha cambiado.

Sin embargo, recuerdo perfectamente que si la profesora se presentaba o entraba el maestro-auxiliar la calma volvía al curso, el silencio se imponía y nos parábamos todos al lado de nuestro banco. Era una cuestión de respeto.

Hoy, me cuenta mi esposa que es profesora, que los chicos han perdido eso. El profesor tiene que entrar al aula pidiendo permiso y difícilmente logre silencio. Lo más probable es que comience la clase viendo como gran parte del aula está en otro tema y no le interesa lo que está diciendo. Apenas si la dejan dar clase. Ni que hablar de los violentos que agreden verbal o físicamente y que deben ser soportados por el docente bajo amenaza de ser acusada.

Ser perdió el respeto, y antes se perdió la capacidad de escuchar. Hoy todos hablan a los gritos pero nadie se escucha. Perdimos la capacidad de comunicarnos. No sabemos escuchar. Por eso es que Dios le pide a su pueblo que aprenda a hacer silencio. Era necesario que serenen sus lenguas y abran sus oídos y sus corazones para poder escuchar la Palabra de Dios.

Solo aquel que escucha entiende. Y solo aquel que entiende puede poner en práctica lo aprendido. Pero no queremos escuchar a Dios. Nos creemos con la autosuficiencia y la autoridad para determinar el mejor camino para nuestra vida. Y nos jactamos de llevarle la contra a la Voluntad de Dios, si nos parece la mejor manera de hacer las cosas. Pero nunca contamos los fracasos que sufrimos por esas malas decisiones.

Hoy Dios vuelve a pedirnos que aprendamos a hacer silencio. Y que podamos escuchar su Voz. NO es un capricho, es un consejo de amor, para bendecir a nuestra vida.

REFLEXIÓN – Aprender a hacer silencio y a escuchar.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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