Como Nutrir el amor con el prójimo

Como Nutrir el amor con el prójimo

“…QUE OS AMÉIS UNOS A OTROS, COMO YO OS HE AMADO” (Juan 15:12)

Cuando Jesús dijo: “Que os améis unos a otros”, el término griego que usó para “amor” significaba nutrir. Piensa en una madre y su hijo: el amor de ella es constante y su mayor deseo para esa criatura es que crezca sano. Quizás pienses que la gente sólo puede recibir esa clase de amor en el seno de su familia. Pero lo cierto es que más allá de las apariencias, muchas de las personas con las que te relacionas necesitan ser nutridas. La mayor influencia en ellas vendrá de alguien que les haga sentirse bien consigo mismos. Escribe un líder: “Hay algunas personas a quien llevo en mi corazón, por creer en mí cuando yo mismo no lo hacía. Me escucharon sin condenarme y me amaron incondicionalmente, hasta cuando no era fácil amarme. Sin ellos, no habría tenido la esperanza que necesitaba para ver cumplir mis ideales.”

A lo mejor eres como la niña que volvió de la iglesia y anunció: ‘Quiero ser como el hombre del púlpito hoy.’ Muy contenta, la mamá preguntó: ‘¿Quieres dedicarte al ministerio?’ ‘No’, respondió. ‘Quiero decirle a la gente lo que tiene que hacer.’ ¿Te suena? Muchos de nosotros queremos ser figuras de autoridad para poder corregir a otros e impartir, la llamada “crítica constructiva”. Pero la realidad es que las personas no necesitan críticos sino animadores. Cuando los nutres, te dejan que hables a su vida y te escuchan. Dijo Goethe: “La corrección hace mucho, pero el aliento, mucho más.” Piensa en palabras de ánimo y háblalas. “La preocupación agobia a la persona; una palabra de aliento la anima” (Proverbios 12:25 NTV).

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