Dios es Dios y manda

Las manos se juntando por los dedasDios es Dios y manda

«¡Vean ahora que yo soy único! No hay otro Dios fuera de mí. Yo doy la muerte y devuelvo la vida,causo heridas y doy sanidad. Nadie puede librarse de mi poder.» Deuteronomio 32:39 (NVI)

El pueblo de Israel estaba a un paso de entrar en la tierra prometida. Ya tenían los bolsos armados, estaban frente al río, y solo esperaban la orden de su líder. Pero antes de dar ese paso, Moisés les recuerda la historia vivida, para que tengan conciencia de una cosa. No importa lo que pase, lo que sientan, o lo que pienses, Dios es Dios.

Y les recuerda todos los gestos y demostraciones de su poder y cuidado a lo largo de cuarenta años en el desierto, brindando comida, agua, sombra y calor. Pero también protegiendo de los enemigos, luchando por ellos, y cuidando sus espaldas. Dios hacía común lo que para el resto de los pueblos eran milagros asombros. Por eso el pueblo de Israel fue tan desagradecido. Se acostumbraron a las maravillas de Dios. Tomaron como normal y habitual que Dios interviniera en sus vidas de manera asombrosa para ayudarlos cuando tenían problemas.

Por eso antes de entrar en la tierra prometida, Moisés les recuerda esta gran verdad. Dios es único y no hay otro como Él, nadie puede imitarlo ni compararse. Dios es soberano y absoluto. Sus leyes son eternas y sus mandamientos permanente. Y no se puede jugar con Él. Dios no es un hombre para que le mintamos, le seamos infieles o lo chicaneemos. Dios es Dios.

Y Él tiene la autoridad para decidir. Dios es el dueño de la vida y de la muerte, Él causa heridas y también sana según su divina voluntad. Y nadie puede discutirle sus designios. Intentar desafiarlo es cometer un error mortal. Moisés les recuerda esto a los israelitas, porque se habían olvidado quien era Dios. Y a veces nosotros cometemos el mismo error.

Pensamos que podemos jugar con Dios acomodándolo a nuestras necesidades. Forzándolo a que nos responda lo que nosotros queremos, porque pensamos que lo merecemos. Y no nos damos cuenta de nuestra terrible estupidez. Dios sigue siendo Dios. Y nosotros pequeños mortales ignorantes que solo podemos ver nuestro limitado presente.

Todo está bajo el control y la autoridad de Dios. Todo es todo. No es solo las cosas buenas que te pasa. Es todo. Por eso, antes de cuestionar a Dios por lo que te pasa, acordate de las palabras de Moisés.

«¡Vean ahora que yo soy único! No hay otro Dios fuera de mí. Yo doy la muerte y devuelvo la vida,causo heridas y doy sanidad. Nadie puede librarse de mi poder.» Deuteronomio 32:39 (NVI)

REFLEXIÓN – Dios manda.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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