Vagando 40 años y en movimiento

DesiertoVagando 40 años y en movimiento

«Cuando el Señor así lo indicaba, los israelitas acampaban o se ponían en marcha. Así obedecían el mandamiento del Señor, según lo que el Señor les había dicho por medio de Moisés.» Números 9:23 (NVI)

Seguramente si estás leyendo esto estás sentado en una silla o en un sillón en alguna habitación (en tu casa, en el trabajo o en algún bar). Y te será muy difícil imaginar cómo es la vida en un desierto. Los que viven en Arabia o en algún paraje de Egipto saben mejor como es esto. Los conocedores saben que la vida es mucho más complicada. No hay árboles, ni negocios de venta de gaseosa ni heladeras.

En el desierto solo hay viento y rocas. No hay agua, no hay comida, no hay madera para hacer fuego. No hay sombra. De día el sol te calcina y de no che el frío te consume. No hay puntos medios. Solo extremos desgastantes. Vivir en el desierto resulta una tarea mortal.

En un paraje así era donde el pueblo de Israel caminó cuarenta años (casi toda mi vida). Y donde la gran mayoría moría al poco tiempo, ellos sobrevivieron cuarenta años. ¿Cómo hicieron? Fue un milagro de Dios. Tan simple y tan claro como eso. Dios les proveía agua y alimento. Y para su confort les agregó una columna de fuego para calentarlos de noche y una nube para darles sobra de día. ¡Impresionante amor de Dios!

¿Cuánto medía la nube o la columna de fuego? Lo suficiente para cubrir a más de dos millones de personas que caminaban por el desierto con sus animales. Me imaginaba en el último del grupo, viendo como la sombra se corría a medida que avanzaba otro paso. Sacaba la pierna al sol y quemaba. La dejaba dentro de la sombra y había fresco.

La bendición de Dios estaba en quedarse bajo su amparo. Hoy Dios sigue actuando de la misma manera. Ya no nos da una nube para darnos sobra, pero sigue manteniendo su paraguas de protección para nuestra vida. Y la condición para recibirla es simplemente quedarnos debajo de su amparo y obedecerle.

Corrernos de su protección y buscar nuestros propios caminos o caprichos, solo pueden llevarnos a un lugar: el fracaso. Igual que el israelita que se salía de debajo de la nube, si hoy elegimos desobedecer a Dios y salirnos de su paraguas de protección, la consecuencia va a ser siempre negativa.

REFLEXIÓN – No te corras de la nube.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

4 COMENTARIOS

  1. Hola hermano que el Señor le bendiga , muy interesantes los devocionales, es cierto impacta los comentarios que hace en función al temario. Muchas veces nos salimos nosotros mismos de la cobertura o protección del Señor. He experimentado cambios  a través de la disciplina que el Señor demanda. Muchas  gracias bendiciones

  2. Dany hoy tu devocional a sido una grande bendicion, en este momento enpieza mi grupo discipular, pero honestamente me puse muchos obstaculos para ir, normalemnte nunca me pasa esto soy muy cumplida, y al leer el devocional senti como me iba a salir de la nube, asi que ya me voy, gracias por tu constancia. Dios los bendiga.

  3. GRACIAS, POR ESTA REFEXION, DIOS SABE DE LAS NECESIDADES QUE TENEMOS Y ENVIA SIEMPRE A SUS MENSAJEROS PARA QUE LLEVEN UNA PALABRA DE FORTALEZA. QUE DIOS LO BENDIGA

  4. ME GUSTA MUCHO LOS DEVOCIONALES QUE DIOS LES BENDIGA POR COMPARTIR TAN VALIOSO MATERIAL.BENDICIONES.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí