Capeando el temporal financiero. Primera parte

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Capeando el temporal financiero. Primera parte

«…TAN SÓLO PERMANECERÁ LO INCONMOVIBLE» (Hebreos 12:27 CST)

Al recordar una conversación reciente, Rick Hamlin dice: «Un amigo mío comenta: ‘Me da pánico ir a trabajar. Todos esos despidos son deprimentes; sigo pensando que yo voy a ser el siguiente. Tengo mucho trabajo, y mis clientes aprecian lo que hago, pero empiezo a preocuparme y cada vez me siento peor.’ La preocupación es un mal que nos abruma. Todos conocemos a alguien que está pasando por dificultades económicas: amigos, amigos de amigos, miembros de la iglesia, vecinos, padres de los amigos de nuestros hijos. En unos casos es una jubilación anticipada, en otros, la necesidad de mudarse a una casa más pequeña, otros es una indemnización laboral; todos ellos son casos reales que se suman a las estadísticas, y ese miedo te va consumiendo y hace que cada día sea una agonía.»

Es muy probable que tú mismo estés sufriendo algún tipo de desánimo -flechas diarias de frustración que te van pinchando y robándote el gozo. Satanás es como un terrorista que se especializa en guerrilla. Él sabe bien que llevaría todas las de perder si se enfrentara a las fuerzas del cielo, así que su estrategia es atacar a los creyentes. La pregunta es: ¿Cómo vas a mantenerte firme cuando todo alrededor se está zarandeando? Para empezar, Isaías dice: «Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera…» (Isaías 26:3). Si Moisés se hubiera fijado en sus circunstancias, nunca habría tenido el temple de ponerse entre el Mar Rojo y los egipcios. Su seguridad provenía de saber que estaba donde Dios quería que estuviese. Tener paz no es una meta en sí misma, sino la consecuencia de saber: «¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!» (Salmo 31:19).

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