Mirate resucitado con Cristo Jesús

Mirate resucitado con Jesús

Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio. – 2 Timoteo 2:8

En este versículo está la clave para aferrarse a las bendiciones de Dios. Cuando esté bajo presión y cuando se sienta abrumado por los problemas y las pruebas, acuérdese de Jesucristo, resucitado de los muertos.

Acuérdese que cuando Jesús resucitó, usted resucitó. Cuando Él salió del infierno y derrotó al enemigo, usted salió del infierno y derrotó al enemigo. La victoria de Jesús es su victoria porque usted está en Él.

Acuérdese de eso en las situaciones difíciles. Acuérdese de eso cuando el diablo le diga que esta vez usted no va a recibir la respuesta. Y cuando el diablo le diga que no hay manera de salir de su situación, Acuérdese de Jesucristo, el Ungido, el Triunfador, el que resucitó de los muertos y se sentó a la diestra del Padre.

Si hay una escena que Satanás odia más que cualquier otra cosa, es la escena en la que Jesucristo está resucitando de los muertos, está despojando para siempre a Satanás de su autoridad, y está exponiendo abiertamente a todo el cielo y el infierno la derrota de este. Esa es la escena que usted necesita tener en su mente. Piense en ella hasta que se la grabe profundamente en el corazón, para que nada de lo que Satanás diga o haga pueda arrebatársela.

Entonces será cuando los dones de Dios se confirmarán en su vida; entonces será cuando el dia¬blo no podrá persuadirlo con pruebas y tribulaciones para que abandone su herencia. Acuérdese de Jesucristo, resucitado de los muertos.

Hebreos 12:1-13

12:1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,
12:2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
12:3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.
12:4 Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado;
12:5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, 
Ni desmayes cuando eres reprendido por él; 
12:6 Porque el Señor al que ama, disciplina, 
Y azota a todo el que recibe por hijo.
12:7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?
12:8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.
12:9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremosí
12:10 Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.
12:11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
12:12 Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas;
12:13 y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.

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