Capeando el temporal financiero. Parte 2

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Capeando el temporal financiero. Parte 2

«EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME FALTARÁ» (Salmo 23:1)

Si estás endeudado y preocupado por tu trabajo:

1) No seas presa del pánico. Acude a la fuente de toda sabiduría y proclama estas palabras: «El Señor es mi pastor, nada me faltará» (Salmo 23:1). Repítetelas durante el día. Pégalas en el espejo del baño para que sea lo primero que leas cada mañana.

2) Haz un análisis de tus finanzas. «Sé diligente en conocer el estado de tus [finanzas]» (Proverbios 27:23). Muchos no saben cuánto deben o cuáles son sus gastos. Haz un presupuesto con tus deudas y tus gastos fijos, márcate la meta de vivir con lo que ganas y dejar algo para ir amortizando la deuda.

3) Sé disciplinado. Enfrenta los problemas antes de que surjan, venciendo la tentación de la gratificación instantánea. Cuando no conoces el estado de tus finanzas, te cuesta más frenarte y acabas gastando dinero que no tienes.

4) Sé creativo. Cuando Dios creó el Paraíso, lo regó con cuatro ríos diferentes; empieza a buscar otras fuentes de ingresos. A Walt Disney lo despidieron de un periódico importante por falta de creatividad. MGM (compañía cinematográfica) dijo a Fred Astaire, tras una prueba, que no sabía actuar ni era un buen bailarín. El profesor de violín de Beethoven le dijo que como compositor no valía nada. Se necesita fe para ver las oportunidades, y valentía para superar los obstáculos.

5) Sé un dador. En los momentos de estrechez financiera no deberías dejar de dar a Dios. Durante una gran hambruna, una viuda dio la poca comida que le quedaba al siervo de Dios, Elías. ¿Cuál fue el resultado? «…Comieron él, ella y su casa, durante muchos días» (1 Reyes 17:15). No parece lógico, pero lo que das abre las fuentes de la provisión divina.

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