Empieza hoy a ampliar tu visión

0

Empieza hoy a ampliar tu visión

«Al escuchar esto, me senté a llorar; hice duelo por algunos días, ayuné y oré al Dios del cielo.» Nehemías 1:4 (NVI)

Hernán, un amigo, dio una conferencia sobre misiones para ampliar el horizonte de nuestras mentes. En estas charlas, aprendí esto que me pareció exquisito para compartirlo.

Dios nos llamó a predicar el evangelio en todo el mundo. Y para hacerlo es necesario seguir los pasos de Nehemías:

Primero, este hombre ejemplar escuchó y se informó sobre la situación de Jerusalén. Averiguó bien que estaba pasando y como estaban las cosas. Es notable como en este siglo globalizado, al menos en Argentina, se conoce muy poco del proyecto para evangelizar otras culturas o naciones no cristinas. Estamos tan ocupados por la cotización del dólar, por la ropa de marca o por cambiar el auto que no nos importa lo que pasa más allá de nuestro ombligo.

Nuestro egoísmo no nos deja ver que más del 60% de la población mundial no vive en un país cristiano y no tiene acceso a un programa de radio o de televisión, o a una iglesia donde escuchar del mensaje de salvación de Jesucristo. Lo que es tan simple en Argentina es casi imposible en otros países. ¿Querés información? Buscá la ventana 10 40, averigua e informate de la realidad del evangelio en otras partes del mundo. Y tal vez como Nehemías, puedas pasar al siguiente paso:

Luego él se sentó y comenzó a reflexionar sobre lo que había averiguado. Meditó a conciencia sobre esa realidad que a él no le tocaba (la pasaba bien en el palacio), pero a la que estaba llamado.

Tercero, cuando hubo reflexionado, llegó el momento del compromiso, y lloró por la situación que era terrible. ¡Cuánto dolor y tristeza le generó esa realidad que hasta ese momento era para él algo lejano y sin sentido! Se hizo cargo del problema, le dolió en el alma la realidad que ahora podía ver. No te puede doler lo que no conocés. Y entonces dio el cuarto paso.

Comenzó a orar. Clamó con desesperación durante días para que Dios le diera a él una solución al problema. Dejó de pedir por sus cosas, por sus miserias cotidianas, y levantó la mirada a un llamado superior de Dios. Y cuando Dios por su Santo Espíritu lo potenció, recién entonces se puso a actuar y comenzó la reconstrucción de los muros.

REFLEXIÓNVos ¿En qué paso estásí Empieza hoy a ampliar tu visión.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí